30 de septiembre de 2009

Dulce de frutillas, por Gabriel Rivas


Una nube de espuma rosada, se forma, después de haber puesto un kilo de frutilas y tres cuartos kilo de azucar a fuego máximo, dijo Gabriel, el dueño de la verdulería que está al lado de la Cooperativa.

Una nube de espuma rosada.

Me compré una bolsa llena de frutillas, solamente para eso.

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Gabriel, el verdulero, tiene 27 años, hace dulce de frutilla, diseña prototipos de autos de carrera, hace planos de construcción con la precisión de un ingeniero, y habla sobre historia egipcia o griega (según el programa que estén dando ese día por televisión, en uno de esos canales de documentales por cable) o sobre historia argentina (mejor todavía): Rosas, Rivadavia, Sarmiento, si se da la ocasión.

24 de septiembre de 2009

Ginna - Las locomotoras con medias

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¿Y si la bóveda de nuestro cerebro fuera la campana de una chimenea ahumada por nuestros negros pensamientos llenos de tizne?

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A lo largo de los años de nuestra vida nunca hemos rasqueteado ese hollín tenebroso”.


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…Es cierto que nosotros sentíamos que la campana de nuestro cerebro se ahumaba con pensamientos llenos de tizne mientras nuestro corazón llameaba con lenguas rojizas de incendio.



La imagen y el texto (que yo misma traduje) están tomados de MASI, Alessandro (ed), Zig Zag. Il romanzo futurista. Textos de Soffici, Corra, Conti, Ginna, Benedetta, Spiridigliozzi, Sanzin y Marinetti, Il Saggiatore, Milano, 2009, p 174-175

22 de septiembre de 2009

Una rosa


Ayer me regalaron una rosa, una rosa de chocolate.

Una rosa oxímoron.

No sé cómo comerla.

16 de septiembre de 2009

Artemisa/Diana en Efeso

Hace unos días ví estas fotos y leí un estupendo texto sobre Diana/Artemisa en Efeso, Turquía.



Me acordé del libro para los niños curiosos. y la ilustración de las siete maravillas del mundo.
Me acordé de las vírgenes/madres.
Me acordé de las clases de historia antigua.
Me acordé tambien de las de historia del arte.
Me acordé de Calímaco y de Ovidio.

¿Qué es esto?
Daría la impresión que nada es exactamente lo que parece, por suerte.


Las fotos son de Artemisia Comina, una de mis bloggers favoritas.

9 de septiembre de 2009

Rodajas de zapallo con ajo, cebolla y tomate al horno

Hubo una época, cuando ya se empezaba a retirar del trabajo (y de la vida) en que mi padre preparaba la cena. Trabajábamos, estudiábamos, nosotras. El empezaba a cocinar temprano, a la tarde, muy despacio.

A veces preparaba rodajas de zapallo al horno con mucho condimento, cebolla, tomate y pan rallado.

Paulatinamente, ingredientes como por ejemplo ají picante, azúcar, vino, descomunales cantidades de aceite de oliva, ajo, salsa inglesa, cebollas enteras se empezaron a mezclar y mezclar sobre las rodajas de zapallo de maneras cada vez más improbables e incomibles.

De vez en cuando (hoy, por ejemplo) los preparo así, los zapallos, con verdeo ajo y tomate picado. Son como un punto de encuentro, pero al que cada uno llega en momentos diferentes, cuando uno aún no ha llegado, cuando el otro ya ha partido.

6 de septiembre de 2009

Desempaque

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Después de un largo y ajetreado itinerario, el viajero considera que ha llegado a destino, desempaca y acomoda cada cosa en un lugar preciso que ha preparado, a ese fin, con amoroso cuidado: un poco de ropa y calzado (ya ha desechado por el camino casi todo lo que no usaba), fotos (blanco y negro, y en colores, en álbumes y sueltas), souvenires exóticos, estampillas, documentos, frascos vacíos que vuelven a traer el perfume de algunas noches de las que -sin embargo- no puede precisar casi nada, varias cartas, papeles llenos de firmas, recuerditos cuya proveniencia ha olvidado por completo pero que se volvieron parte entrañable e imprescindible del equipaje, tests de inteligencia, análisis de sangre, estampitas y medallas de la virgen maría, cuadernos en los que ha llevado más o menos preciso el recuento de las vicisitudes, errores, expectativas y maravillas del viaje, recortes de diarios, diskettes que sabe que no va poder leer ya nunca más en ninguna computadora, libretas en las que podría encontrar (si las releyera) caligrafías ahora ajenas peroque fueron -en otro momento- casi propias, cajas con alhajas valiosas y baratijas, mapas, un cepillo para la ropa, un par de pantuflas tejidas, un clavel rojo seco.

Espera, ya, no tener que volver a partir.