30 de abril de 2014

la flauta dulce.

un artista bloqueado sin poder hablar,  no se puede ir en contra del propio deseo.

milanesas y milanesas de zapallitos.

me pide disculpas a la noche, como si me hubiera hecho algo a mí, cuando en realidad es algo que se hizo solo él a sí mismo de exponerse a una situación que él mismo sabía bien adentro que ya estaba perdida antes de empezar.

29 de abril de 2014

una calma nueva, inusitada.


bombones de chocolate, una torta, una tarta de acelga y otra de zapallitos. Todos los platos y los enseres quedaron bien lavados.

la jerga, la lengua de la tribu.

el libro nuevo que me prestaron puede esperar, de la ultima entrevista que hice me doy cuenta que me acabo de olvidar, todo parece mas distante, mas ajeno.

una montaña de profiteroles rellenos de crema en una fuente de acero en una confitería de Perugia que me viene de repente a la memoria, así, sin que nada absolutamente me la evoque.
 
los que van a quedar afuera no por no saber o no ser buenos en lo suyo, sino simplemente por no manejar la jerga, la lengua de la tribu.

miro como si no formara parte, aún estando o habiendo estado en el corazón de todo.

una alegre y saludable calma.

28 de abril de 2014




Una situación que se planteó el mismo día que llegué (literalmente), nada demasiado grave, pero que estuvo hasta hoy como la neblina de esta mañana sobre mi cabeza. Ahora puedo sentarme a disfrutar, como corresponde, del post viaje. Y reveo por ejemplo esta foto, bellisima.

"Esta es agua de la marea" me dice Bárbara, la chica nueva, mientras enjuaga con el trapo de piso el agua que acaba de rebalsar en la tapa de registro que hay en el archivo del museo, "si fuera agua de la cocina tendría productos: viene por debajo, tiene el olor del agua de la marea". El tsunami que nos va a hundir no va a ser una ola gigante.




27 de abril de 2014

Una de mis ocho tatarabuelas se llamaba Bárbara Bonavida.

Hasta que no encuentre por qué llegaron esos remotos trentinos a Tandil a fines de siglo pasado, por qué hubo uno, sí, que vino a White entre 1905 y 1906 (y es el eslabon a partir del cual llegaron muchos de los que vinieron a este lugar) no me voy a poder quedar tranquila, y no voy a parar. Qué deseo me mueve.

Un silencio, una calma inusitada.


Miro fotos ajenas, por curiosidad, y encuentro una madre que, a primer golpe de vista, es igual a la mía.



26 de abril de 2014

Esta no es una pequeñez: "el arte de la palabra está ligado originariamente a una reivindicación de la propiedad". (R. Barthes, Investigaciones retóricas I. La antigua retórica, p.13).



25 de abril de 2014

Los sueños más banales se vuelven pesadillas cuando el dolor  hace imposible mantener apoyada la cabeza sobre la almohada. No hay a dónde ir ni qué hacer con ella.

Hasta la tarde, que sale el sol.

Como si hubiera vuelto a encontrar un tesoro: retóres antiguos y semiólogos contemporaneos, libros amados de los que hubiera deseado no alejarme por tanto tiempo.


Y de pronto, la miro durante su clase de danza, Nina me sonrie me saluda y de un salto la profesora viene y me cierra la ventana en la cara. Como si yo tambien fuera una niña, a la que hay que reprender. Durante la no deseada caminata me vienen a la mente las brillantes y maravillosas frases que podría haber dicho, para demostrar qué caro puede resulatr un gesto de desaire así. Pero apaciguo como puedo el remolino de mi pequeño orgullo herido y cuando vuelvo a buscar a Nina me quedo callada.

Y sin embargo, algo

24 de abril de 2014

La ciudad, salvaje, me masacró. Así terminé.

23 de abril de 2014

El verdulero se rie de su propio chiste y dice: yo a mi señora cuando se enojaba y protestaba le decía: qué linda que sos, así me gustas más, y ella no podía aguantar la risa, y se le pasaba ... y bueno, dice encogiéndose de hombros.

Decir que no, decir que no a tiempo y lograr no sentirme culpable cuando en realidad a quien me hace la propuesta probablemente poco le importe y ya esté pensando en otra cosa.

Hundida en el sopor pomeridiano de pronto intuyo de puro repetir algunas palabras mentalmente cuál podría ser la clave del libro del que voy a hablar (aunque no se trate de una clave en tanto enigma o acertijo a resolver). Ni lectura biografica, ni sicologica. Decir con claridad, si se estilara  ¿por qué algunos, cuando hablan o escriben de poesía terminan superponiendo al de los poemas, un discurso intrincado lleno de figuras, de sentidos cruzados, e incluso de horribles neologismos?

Después de haber fracasado estrepitosamente con un enorme saco a vainillas gruesas, y tímidamente con unos veinte centímetros de crochet (varetas dobles en relieve alternado, quedaba lindo pero demasiado rígido), retomo esa lana color marfil que empiezo a tejer de nuevo ahora, a dos agujas bien finitas, por tercera vez.

Una complicidad que dura ya largos años: ya sabes a quién van a llamar si no venis vos, me dice; y en eso se funda una amistad que ya me dura más de media vida.

Unas galletas de la fortuna y una crema china para calmar con suaves masajes en las sienes los dolores de cabeza.

La cualidad física de la poesía, eso.

Hoy me levanté con un lloro terrible, dice nina jugando.

Yo en cambio me  voy a levantar que va a ser bien temprano todavía.


22 de abril de 2014

Libros

Un hombre viene al museo, desde hace dos semanas, todas mañanas, puntualmente y se sienta en una mesa a leer. Ya le ofrecí si quería llevarse el libro a su casa, pero no, dice que prefiere venir a leer a White, así me levanto, dice y salgo.

Otro me recibe en su casa casi al anocher, y a cambio de la fotocopia que le llevo me da dos preciados libros que hace rato que yo estaba buscando y una carpeta con hojas mecanografiadas en la que cuenta la historia de su vida. Me muestra todas las fotos que estan en la pared de su sala, y los álbumes caros de fotos de aniversarios de bodas y cumpleaños... Y este hombre que es viejísimo, de pronto se me muestra con un traje de superman, y bailando con una mujer hermosa -que es la suya que ahora nos mira con una cierta desesperación desde su silla de ruedas-, y paseando al sol por Sebastopol con un montón de gente; me da un paquete de bizcochitos, y como yo me tengo que ir enseguida me acompaña a la puerta cancel y se despide diciéndome: "te quiero, cuando termine de leer el libro que me trajiste (una fotocopia del libro de coleman que debe tener al menos 500 páginas), te llamo y seguimos charlando".

La tapa de mi libro, arte cisoria. Es como las facciones de un hijo, supongo.

Los tres ejemplares del libro del Noroeste que envié hoy  por correo a un librero de Recoleta. Por un momento empiezo a sentir curiosidad por cuál habrá de ser el camino que tomaran, quién los leerá.

Y de poesía, entre manos tres libros (de papel) y otro más en la pantalla: una hora de silencio en la que pude leer, sentada al sol, en una tarde sin nada, nada de viento.




21 de abril de 2014

Los ojos ligeramente altivos de los soldados que posan en las fotos que miro avidamente cada mañana: podrían haber sido los de Camilo, el padre de mi madre. Y no digo abuelo porque la palabra evoca una ternura, una particular modo de la filiación del cual conviene tomar distancia a la hora de querer entender su historia en aquellos años.

Hoy saqué y usé, después de mucho tiempo, el molde sabarin grueso: si, hoy hice dos tortas, y los dos moldes funcionaron muy bien.

Había hecho una casita para hadas como la de la película, y al rato, nina pedía ayuda para hacer un arco, para qué? para hacer una cancha de futbol, para quién? para las hadas macho, dice, para que se entretengan.

Dos tazas de té negro, una tras otra, ahora, antes de acostarme.






19 de abril de 2014

Una persona fotografiada luce espléndida, pero no (necesariamente) por sí misma, sino por el deseo y la admiración con que el ojo amante mira, enfoca y encuadra; porque algo hay en la imagen que hace que a esa persona solo sea posible verla a través de la mirada amorosa de quien ha sacado la foto; y porque esa persona se sabe mirada y amada de antemano no solo por quien efectivamente toma la foto sino por todos aquellos que, a través del ojo de la cámara y del ojo de su amante, habrán de ver la fotografía.

18 de abril de 2014

Hoy es viernes santo, y volvi a hacer cazón con garbanzos, como hace tres años, la última cena que preparé para mi padre, aunque ni siquiera se si pudo comérsela y me dieron ganas de llorar. Y Mario me abrazaba hoy y se emocionaba también él, como yo, que no me animaba a abrazarlo más, abierta y francamente como hubiese querido, como hubiese querido volver a abrazar a mi papá, y hubiera podido abrazarlo a él que se le parece tanto, y me acompaña y me sonríe y me quiere como me hubiera querido acompañado y sonreido mi papa si no se hubiera ido tanto tiempo antes.

15 de abril de 2014

Me dieron ganas de escribir en la cama, como hacía cada noche, cuando tenía quince años, y llenaba dos o tres hojas de un cuaderno rivadavia de tapas duras. Pero eso requeriria un silencio que por ahora no puede permitirme.

Apenas el murmullo acompasado de algunas oraciones que me apaciguan, adormeciéndome.

Un hombre no compra un libro porque dice que no tiene plata, lo lee con voracidad durante casi tres horas y lo rechaza cuando se lo ofrezco como regalo.

Ya lo vio claro Aristoteles, la poesía sobre lo general, la historia sobre lo singular, lo irrepetible. Pero siguen dandole duro a la historia deductiva.

Un regalo largamente deseado, una taza de té negro, las cejas cada vez más altas, la familiaridad en el trato y en los rasgos, el vivo retrato de mi madre en la cara de su primo, las lagrimas de ese hombre a quien acabo de ver por primera vez en mi vida, la viva voz de mi madre en las palabras de mi madrina, al final me voy contenta -dentro de poco nos vemos de nuevo-, pero conmovida.

Un hombre de ascendencia armenia, otro de ascendencia suiza, una mujer que se presenta a si misma como trentina y en italiano, pero que a la segunda palabra queda claro que es mas criolla que el mate. En fin, veremos.





14 de abril de 2014

Cupido adeundi

Así fue desde mucho tiempo antes de que conociera el significado de estas palabras: Cupido adeundi visendique,  cupido noscendi.

Ir, ver, observar atentamente y consultar.

Como los viajeros de Excursio per Orientem: me tuve que alejar del centro, de la universidad, de las figuras de "saber", y pegar toda la vuelta.

13 de abril de 2014

No es cuestión de reemplazar un relato etiológico por otro.

Mientras no haya historia todo va a seguir igual que antes.



10 de abril de 2014

Me despierto despavorida en la madrugada, y ya no logro dormirme de nuevo, como si alguna terrible amenza me asecchara.

Tal vez me asecha, de veras, pero no logro darme cuenta qué es.

Algo se ha descalabrado y todo lo que debería seguir apaciblemente su curso parece empezar a girar en remolinos, y gira arrebatadamente aun en esa tarda hora en que todo debería estar en silencio y quieto.

Lenta recomposicion al ritmo de los versículos de los padrenuestros, la noche se apacigua.

Voto de silencio, por las dudas. Debería hacer un taller de inhibición.



Las flores de cosmos en el jardín de Noemí, la estrella federal que volvio a brotar después de un año, el almácigo de albahaca, las hojas de acelga y de lechuga, las caléndulas, los tallos de las zinnias que estuvieron en flor todo el verano.

Pero no, no quiero ponerme melancolica, nostálgica, aunque tenga tantas ganas de llorar.

La cuestión ahora es: no sé qué hacer mañana. Veremos.

8 de abril de 2014

El ruido del motor del auto en plena efervescencia, chispas y gotas pulverizándose en el aire.

Ese dolor en el pecho que pensé que ya no iba a volver a sentir.

Los escalones de marmol de la escalera inmensa, altísima.

Una figura que va desvaneciéndose, despacio y que por algún motivo he tratado de retener.




7 de abril de 2014

la luz se corta sacamos velas viejas huele a humedad, como si la oscuridad del día no hubiera sido suficiente.

6 de abril de 2014

Una lima para desgastar el borde de madera de la puerta que se hinchó, y  el olor del aserrín y de las hojas empastadas de humedad en la vereda.
Una vez, a la puerta del galpón le pasó lo mismo.

Ahi el aire nunca está seco.

5 de abril de 2014

Contemplar cómo una oportunidad excelente, única y no solo a nivel individual de quienes la tienen  (una oportunidad que de algún modo me hubiera gustado que fuese mía) pareciera ser que se desperdicia.

Los tres pesos que escrupulosamente me devuelve un señor que va a cobrar 5200 pesos.


3 de abril de 2014

"La vida, en qué te gastas la vida, en qué se van tus energías, tus pasiones, tu capacidad..." le dije a F en uno de sus breves silencios.

El rictus de la bibliotecaria o archivera.

El aire tibio de un atardecer extrañamente sereno.

Algo escrito que produce un efecto totalmente diferente del que yo esperaba.

2 de abril de 2014

Guerra

Tengo mi pc abierta, veo de lejos en la pantalla una foto en la que aparece un grupo de soldados en una trinchera, pienso que es una foto de alguno de los sitios referidos al centenario de la primera guerra mundial que sigo regularmente en estos meses, pero me acerco y no, es una foto de un grupo de soldados en Malvinas con su casco, sus uniformes, y las armas en mano.

Uno podría pensar que esa confusión se debe a las convenciones icónicas en la "foto de guerra": la pose, la mirada, la actitud, el color de impresión de la fotografía, pero en realidad hay algo espeluznante en que las fotos de la primera guerra (1914-1918) y de la guerra de Malvinas puedan confundirse en un primer golpe de vista: una guerra planteada como si en setenta años no hubiera cambiado nada en el mundo, como si aquellas masacres de miles de hombres (que no eran miltares, en frentes de batalla alejadísimos de su propia tierra, comprometidos moralmente por juramentos de lealtad a personas o entidades que literalmente estaban enviándolos a la muerte) no hubieran enseñado nada. Es espeluznante también que el contenido de este paréntesis sea igualmente válido para una y otra.

Uno de esos primeros días posteriores al desembarco en Malvinas, mientras mucha gente exultaba de alegría, mi abuelo Camilo, que estuvo en la primera guerra mundial, cuatro años dando vueltas desde el frente ruso en Galizia hasta Vladivostok en el extremo más oriental de Rusia, dijo: "la vida de un solo hombre vale más que toda esa tierra; están completamente locos, no saben, no tienen idea de lo qué es una guerra, qué alto y terrible es el precio que se paga."




1 de abril de 2014

Botones

Hay cosas que uno sabe, aunque no pueda llegar a pensarlas y menos todavía ponerlas en palabras.

Los botones de un saco que no ví.

La archiduquesa.

Una tormenta.

Una cierta fragilidad.