30 de mayo de 2014

Parece que también mi bisabuelo, el padre de Emma y Abramo estuvo en la 1 guerra. Aunque lo sospechaba, recién hoy me dice claramente Luis: "si, estuvo en la guerra, se pego un tiro en un pie, para que lo manden de nuevo a la casa." Dos horas despues vuelvo sobre el tema: "se ve que nadie contaba eso, nunca nadie me lo había dicho." Y me dice. "y, no de eso no se podía hablar. Se veía como un acto de cobardía".  Ahora yo me pregunto: ¿Cuántas horas hablé con Abramo? ¿Cuántas veces le preguntaba a mi vieja por su familia?. ¿Cuántas veces pregunté a Beppino por su abuelo? Hace cuatro meses, ¿no les pregunté acaso a Luigi y a Renzo por su abuelo, no vieron acaso cuánto me interesaba el tema? Y nadie me dijo media palabra sobre la cuestión. No se habla.

La F100 de Luisito
El chatarrero.
La marca del abuelo
La bicicleta fija verde
El apoyacaños construido con la llanta de un Ford T
14 caños y un caño de farola inglesa
Tres calefactores viejos.
Una bolsa llena de naranjas.
El cartón atado con alambre al vidrio roto de la ventana del garage.
El vecino que tambien puso su casa en venta.
El olor a mosto en el patio.
Una cagada fresca en el porche.
El gancho de hierro de dos metros de largo del viejo portón del patio de la casa de mi abuelo.
La hermanastra del chatarrero, que viene y me da un beso, y me charla, mientras los demas bajan las cosas de la camioneta y las llevan a la balanza.
La F100 que durmió durante tantos en la vereda de la casa de mis padres.
El sonido del motor de la F100.
El hierro, el bronce, el aluminio.
La cuadra ya queda vacía, ya se fueron todos, muy muy lejos.

29 de mayo de 2014

Hoy al mediodía cuando volví del museo me encontré con un grueso sobre con la foja de servicios de mi abuelo Camilo, enviada por el Landesarchive, en Innsbruk. La de él y la de su hermano Agustín. Sin embargo son casi las nueve de la noche y todavía no he podido sentarme a leer.

La historia del club que fundaron en el año 1928 los italianos ferroviarios que ocupaban las casillas de solteros entre Bravard y Charlone.

La torta para llevar a la escuela para festejar los cumpleañitos del mes que irá adornada con confites "de argentina" porque son los únicos que hay para comprar en el almacén.

Decir el canto I de la Divina Comedia de memoria porque no logro encontrar mis anteojos dentro la cartera (después aparecieron en medio de los pliegues del bolsillo interno descosido), y hay algo de eso de saludar, una vez al año, al viejo amigo. Pero esta vez, mientras las palabras fluían, por sí solas, de pronto me encontré pensando ay, me muero si alguna vez me olvido de esto, y ahi en ese momento me trabé, me equivoqué y tuve que retomar de nuevo el terceto que venía recitando.

El que sabés que va fallar, falla. Por qué volvemos a cometer los mismos errores...


28 de mayo de 2014



Hoy Silvina me dice: nacieron los trillizos. ¿Qué trillizos? los de mi cuñada, me dice, te acordás que fue descompuesta del hígado, le hicieron una ecografía y le encuentraron un embarazo de trillizos que ya iba al menos por la octava semana. Ella ni se imaginaba, porque le venía normalmente, encima. Ahora nacieron los bebés, con seis meses de gestación, y están en incubadora totalmente fuera de peligro, según me siguen contando; estos tres que se suman a los otros cuatro hijos, que ya tiene su cuñada.

27 de mayo de 2014

Estar advertido de uno mismo.

Qué estoy buscando en los recovecos de esa intrincada historia, que parece tan lejana y que sin embargo, presiento, tiene tanto tanto que ver con mi propia historia

Atardecer en la plaza, las nenas vuelan en la hamaca y gritan vueeeelo!, no hay viento, las que vienen con sus perros se reunen todas, yo me mantengo aparte, y miro los cachorros que corren, el revoloteo de los pájaros en el follaje de las palmeras, la penumbra que al final nos envuelve.

23 de mayo de 2014

Haberlo encontrado a Capomassi en el libro de personal de talleres fue el hallazgo mas increible: empiezo a sentir que los libros que faltan los tiene alguien cercano, alguien a quien le interesa casi tanto como a mi esa historia, que los ha conservado celosamente durante estos veinte años, que ha leido el libro de talleres, que sintió que no podía seguir guardándose todo eso, y que me arrima el más preciado de los tres que me faltan.



Palabras alusivas



Esto es lo que escribí para el acto por el 25 de mayo en el Conservatorio de Música de Bahía Blanca (protesté, al principio, por esta "changa"; pero al final me gustó hacerlo, y lamento no haber llegado a tiempo esta tarde para leerlo en voz alta yo misma)

...
Los actos de la escuela primaria dedicados a esta fecha han quedado grabados en la memoria de todos nosotros  gracias a la tradicional parafernalia de cabildos de papel, paragüitas de colores, cintas celestes y blancas, y niños disfrazados de “caballero”, “dama” y “negrito vendedor de velas o (si había más suerte) pastelitos”. La emoción del primer feriado del calendario escolar, el frío de las mañanas festivas, el chocolate con bollitos y el rutilante ritmo de las marchas patrióticas, del pericón nacional y de otras melodías de moda de principios de siglo XIX, contribuyeron a consolidar una imagen “simpática” de la revolución en la que su conflicto central -el rechazo de los sectores de la burguesía ilustrada de la sociedad rioplatense hacia la mentalidad tradicional del absolutismo español y hacia las restricciones que implicaba el régimen comercial monopólico impuesto por la metrópoli -, quedaba completamente desdibujado. Las negritas pasteleras o los vendedores de velas hacían fila al pie del escenario junto a los caballeros de galera y señoras de peineta, como si todos hubieran estado festejando lo mismo.  A la vez, las remanidas expresiones de los discursos escolares tales como “el nacimiento de la patria”,  “el pueblo quiere saber de qué se trata”, “la aurora de la libertad”, “los orígenes de la nación” se volvían eslogans, e ideas tales como  que “la patria nació en Buenos Aires”,  que “los porteños ‘idealistas’ arriesgaron todo para que seamos libres”, y que “esta fue una revolución incruenta, sin derramamiento de sangre”, adornada con palomitas, hojas de laurel y soles nacientes,  terminaron asumiendo el lugar de “verdades” completamente naturalizadas.

Toda esa retórica, todo ese ceremonial vinculado a la escuela y a la conmemoración de la fecha patria tuvo su potente razón de ser cuando a fines del siglo XIX, fue necesario construir, desde la raíz misma del imaginario colectivo, una identidad “nacional” común sobre una base de población que era en verdad  heterogénea (criollos – entre los que contaban tanto los ricos propietarios de tierras y ganado, como los gauchos y mestizos-, indígenas, e inmigrantes de los más variados orígenes, sobre todo europeos), a lo largo de un extenso territorio sobre el cual, ni siquiera en ese momento, el estado tenía aún completamente afirmada su presencia. Tanto la retórica fundada en conceptos que llegaron a volverse “sagrados”, pronunciados con religiosa unción, tales como “patria”, “nación”, “libertad”, como los rituales laicos “la escarapela”, “la bandera”, “el himno”, cargados de profundo sentido ceremonial,  contribuyeron a refrendar ese vínculo que hace aún hoy nos sintamos parte de una “Patria”, y consideremos como propia una historia que, en rigor, la mayor parte de nuestros antepasados no vivió.

Más allá de los hechos considerados desde un punto de vista estrictamente histórico (este es un acto conmemorativo, no una clase de historia), la revolución de mayo se produjo (tal vez) y, sobre todo, fue “reinventada” luego, en base a una serie de principios que pueden ser interpretados desde puntos de vista contradictorios, e incluso manipulados (de hecho, la fiesta del 25 de mayo fue celebrada siempre, por todos los gobiernos, democráticos o no), pero que tienen una fuerza y un valor indiscutidos para nosotros:  el carácter imprescriptible de la voluntad popular -es decir, la democracia-, el federalismo, la libertad, el rechazo al autoritarismo, y la igualdad de derechos.  Trabajar para que estos valores no queden solo en palabras es nuestra tarea como docentes, como artistas, como ciudadanos, para que el país que construyamos entre todos sea para todos, en los hechos y no solo en palabras, realmente, la patria.

22 de mayo de 2014

Un paquete de caramelos comprados en un negocio en una esquina, y el chico que me los vende, a quien que durante meses apenas había logrado identificar sentado en la línea de cajas de la cooperativa, y al que ahora veo, de pie, junto a la vidriera enorme sobre la que empieza a dar el sol de la mañana, que me pregunta ¿qué motor tiene tu auto?

21 de mayo de 2014

Como Dante, cuando en la Vita Nuova hace una lista con los nombres de las cien mujeres más hermosas de Florencia para poder pronunciar el de Beatriz de nuevo.


Un sueño largo y profundo:  al despertar tuve claro que dije algo que debía decir a quien, sin embargo, en estado de vigilia, jamás va a detenerse más de un segundo. Pero, ¿qué dije? Fueron pocas palabras, y claras. Pero ¿cuáles?

El cuerpo espeso.

20 de mayo de 2014


Una persona piensa en las conversaciones que no va a poder tener; la otra en las que sí se promete desde ya, y las disfruta por anticipado.
Una persona empieza a despedirse apenas llega; la otra siente que recién encuentra al otro en el momento en que se despiden.



Miro las fotografías de una reciente, inesperada y apreciada adquisición. Muchas veces pasa: no es un impacto inmediato, a primera vista sino algo que va creciendo con el correr de las horas y que termina de revelarse en plenitud cuando, por lo general ya es tarde.

No importa. No solamente no importa. Está muy bien que así sea eso que probablemente no es nada que pueda llegar a existir por fuera de la propia mente.

Tarde, pero tarde ¿para qué? Si hubiera sido a tiempo, a ver, ¿a tiempo de qué? Las fantasías de las personas se cruzan, azarosamente y pareciera que por un momento la imaginación encontrara algún anclaje, y esa especie de oasis mental por algunas horas pareciera que nos sustrae a la rutina, y nos envuelve en una atmósfera de exotismo y de exaltación.

Y eso genera un estado que a mí me gusta denominar felicidad.










19 de mayo de 2014


I never loved a man more than you, le dice el personaje de Anthony Queen al personaje de Alan Bates, mientras bailan, y se ríen. El color del agua del mar en Grecia, las piedritas de la playa, las escolleras. No es nostalgia sino un dolor profundo, líquido y luminoso, que se revela como el recuerdo que de pronto me asalta, un recuerdo vago, impreciso que viene a encabalgarse sobre la escena de la película como si hubiera sido eso lo que viví. Y es vago e impreciso porque es varias circunstancias y personas y sentimientos a la vez, y todo eso yaciendo en lo profundo de mi memoria. Pero ellos se ríen, y yo también. Un magnífico desastre.

Un discurso que tuve que escribir esta tarde para el acto del 25 de mayo en el Conservatorio. Logógrafa: tendría que hacerme pagar. Igual me gusto lo que puse y casi ahora lamento no poder ir al acto a  leerlo yo misma.




18 de mayo de 2014

Los dones de la hospitalidad.

Todo sucede a su debido tiempo.

No poder decir con todas las letras aquello que se perdió y que se lamenta, todavía.

Preguntarse: ¿en qué habrá consistido, si es que la hubo, la decepción del huésped?

Cuando sucede, tener la sensación de que es un poco tarde.

Poder decir, y ser escuchada.

Gratitud por tanto, tanto bien.

16 de mayo de 2014

Presentación de Narración, de Carlos Battilana



Me llevé Narración conmigo en mi viaje a Italia, durante los primeros días de febrero, y me dispuse a leerlo en la casa de mi prima, un día que me había quedado sola, una mañana gris, junto a una enorme estufa a leña y frente a una ventana desde la que se veía todo el valle gris, el cielo nublado, completamente opaca la atmósfera, no corría una gota de viento ni se oía nada en ese pueblo perdido entre las montañas, donde el tiempo y hasta la vida misma parecían haber quedado suspendidos, inmovilizados. Tomé ahí este libro con esta tapa roja en este papel que parece de purpurina, un rojo capaz de derretir todas las neblinas, y a leer las primeras páginas, me hallé de pronto frente al mar, en una soleada playa en invierno, sintiendo en mi piel el viento, el correr de las horas y de los años y así es como me sumergí en Narración, una narración que no es un cuento sino exquisita poesía, y una sutil y compleja interrogación sobre el tiempo: acerca de la experiencia de la duración y la finitud, el goce y el dolor que se reactualizan una y otra vez en el presente.
Uno toma el libro cuyo título es Narración, hojea y encuentra 30 páginas de textos en prosa, y sin embargo desde ya les digo a quienes aún no lo hayan hojeado, que apenas lean las primeras líneas del primer texto, “El viento”, se van a encontrar frente a una poesía que no está construida sobre el clásico y más evidente recurso de la escansión métrica y del verso.  Es esta una poesía  en la que las asociaciones de palabras vuelven más profundamente perceptibles las sensaciones, –a flor de piel, a flor de oído, a la vista,- produciendo, de algún modo, una lectura “tangible”.  Algunos adjetivos al acompañar a ciertos nombres de uso común, producen una inquietante sensación de extrañeza como por ejemplo, “señas duraderas” (p.9), “voluntad creciente” (p.10), “nuestra pequeña voluntad” (p.11): se trata de esas “palabras disparadas como un atentado al corazón del hábito y la repetición, palabras devuelta sin la mochila del hábito o del sentido común”[1]. Lo mismo podría decirse con respecto a las comparaciones: “libres como los árboles” (p.10) “mecemos las olas, juntos, en derredor, como un conjunto de búfalos atribulados por el viento y los cazadores de hace 1000 años” (p.11). Sumada a esa cualidad tangible, la potencia de ese extrañamiento, sin embargo, permite no solamente observar  y dar cuenta de la realidad externa, del mundo circundante: como una de las ráfagas de viento con que se abre y se cierra el libro esas imágenes poderosas, esa brevedad contundente desacomodan, remueven, conmueven y hacen del tiempo, en este libro, una dimensión en la que la linealidad pareciera quedar desmentida.
Ya les dije que en este libro no hay relato y sin embargo puedo asegurarles que los poemas de Narración hacen justicia a su título. La narración, en términos retóricos, no es un relato en el sentido novelesco del término, dice Barthes dice en sus Investigaciones retóricas, la antigua retórica …), sino que se caracteriza por la brevedad, la claridad y la verosimilitud; y el sentido se va haciendo evidente a medida que uno va encontrando, al leer, esa especie de "semillas escondidas" (semina probationum) que, tal es el caso de Narración, van configurando este libro en su conjunto como un único poema.  No se trata acá de un relato en el que cada página constituye un hito o un paso en el desarrollo de una historia. Tampoco son estos textos historias sueltas, ni relatos breves, ni “fotogramas”, y menos aún, “recuerdos” o “memorias”.  Es cierto que cada poema se abre hacia una temporalidad, un espacio geográfico o una experiencia diferente y se evocan y elaboran algunas imágenes o vivencias del pasado como si se tratara de las múltiples facetas de una piedra preciosa. Es, en cambio, la pregunta por el propio pasado y el propio presente, y por  el tiempo de los demás, y por la finitud, la duración y la permanencia la que atraviesa y sostiene, como una ráfaga de viento norte, todo este libro.
El libro tiene un epígrafe: “un desierto es un espacio y un espacio se cruza”, y se trata, justamente, de un desierto de western (el film es Cielo amarillo de William Wellman[2]), donde si algo hay, es viento. Y no solamente el epígrafe: el viento, el viento que abre y cierra el libro: “hace siglos el viento atraviesa el lugar” (p.9) – “lo último del viento es la voz que no dura” (p.25). Uno podría pensar que el viento es aquí, en esta libro, el tiempo, y entonces, podemos sentir que, a través de esta mediación, el tiempo adquiere un carácter físico, material, “el viento no ha podido detener las horas acumuladas como en un tonel” (9), que signa los cuerpos, el paisaje y las propias palabras acerca de la realidad y la propia historia, un tiempo “material” que puede ser atravesado, como podría recorrerse una playa o un desierto. Y del mismo modo podríamos pensar el espacio. Tomado al pie de la letra parecería que desde el inicio se está señalando un lugar geográfico preciso, Mar del Sur, tal como nos llevan a pensar los primeros textos del libro, y que ese será el lugar donde todos los poemas transcurren. Tal vez desde un punto estrictamente biográfico lo sea.  Sin embargo a medida que nos vamos sumiendo en la lectura comprendemos que ese espacio es mucho más que un lugar determinado:  ese espacio  es por un lado el de la experiencia de la escritura poética, y por otro, el espacio de la experiencia poética que comenzamos a “cruzar” nosotros, lectores,  al tomar este libro y comenzar a leerlo.[3]  
Pero no se trata de un viaje hacia la memoria, (sólo en un poema se propone esto y de manera explícita, Sitio de la Memoria, y en este caso la operación es “volver los ojos hacia ese sitio una y otra vez” como hacia lo que está ahí, siempre presente, p.17), ni una biografía que se vaya develando en facetas. Todo está en presente, en tiempo presente.  Incluso el pasado irrumpe en presente, en el presente en el que nosotros leemos los poemas: “sobre la piedras calientes de la memoria puedo tocar los acontecimientos” (p.23), la “brillosa piedra de la memoria”, un cierto dolor de la infancia puede ser actualizado “las imágenes de mi infancia no han olvidado sus llagas” (p.16).  Esta reactualización se da en referencia al tiempo de la propia vida, y a la vez al tiempo de la humanidad toda: “como un conjunto de búfalos atribulaos, el viento y los cazadores de hace mil años” (p.11). Se trata, efectivamente del pasado en acto: “hallamos tramos de la infancia en la saliva en la oscura ternura de nuestro abrazo” (p.15);  un “presente pleno”, una “comunión” en el sentido religioso del término (p.11), tal como sucede en el ritual de la comunión “este ES mi cuerpo, esta ES mi sangre”.  Ese presente pleno es sin embargo aquello con lo que comulgan “los habitantes del lugar”, “nosotros” nos quedamos mirando desde afuera. Así entonces, la preocupación que apremia es el paso del tiempo, las horas que se escapan, la posibilidad de gozarlas o recuperarlas, por eso dice “sin consuelos por el decoro del día, alimento la liturgia del instante”  “los días se volvían infinitos, sin cálculo.”(p.16)
Y tal vez, el recurso para hacernos partícipes de esa temporalidad singular, junto a la primera persona del primer poema que enuncia todo el tiempo en presente “miro con cierta fascinación…”,  el sujeto en primera persona plural, “nosotros” irrumpe a partir del segundo poema: “Concentramos, permanecemos, saludamos…” Si nos hemos quedado con el dato literal de una estadía en la playa y sumado a eso, la mención en los poemas siguientes, de “un hijo” (p.14), “mi padre” (p.14), “mi mujer” (p.15), podríamos despachar rápidamente el asunto pensando que ese plural alude a esas otras personas del entorno familiar. Sin embargo, primero aparece la primera persona plural y solo varias páginas más adelante son mencionadas  esas personas, y no en el  contexto de la “playa”.  El sujeto de ese “concentramos”, “saludamos”, “mecemos las olas”, “nuestros días”, somos también nosotros.  En esa tensión entre la percepción del paso irrefrenable del tiempo (mensurable en minutos, días o años) y el presente de la experiencia (que no necesariamente está ligada a la linealidad del calendario) tal vez sea posible leer la inquietante búsqueda de una respuesta a la -irresoluble- pregunta por la duración, la  finitud, por la permanencia y tal vez, incluso, por la muerte: el pasado una piedra dura de roer,  “acá estamos degastando los minutos o los segundos, nuestras pequeñas horas doradas” (p.22).

Frente a la nieve, el rojo purpurina; frente a la impasible calma ambiente de aquella mañana de invierno, el viento; y en esas horas en que todo parecía suspedido, la meticulosa y delicada poesía de Narración vino a conmover ese tiempo que parecía suspendido, como una suave pero intensa brisa.


[1] 1 poeta, diez preguntas, febrero de 2014.
[2] Cielo amarillo, de William Wellman
[3] Ese mismo concepto en la entrevista: 1 poeta 10 preguntas: “a la sombra de otros textos en un espacio en el que el sonido y el sentido se cruzan”.
[4] Presente continuo –recorrido poético- (1992-2010), Viajera, Bs. As., 2010.

13 de mayo de 2014

Las cosas sabidas pero no dichas. Los niños registran todo. Lo que se aprende no es lo que se dice sino lo que se vive.





12 de mayo de 2014

La luna llena en la plaza,  los mosquitos, el barro que empieza a secarse después de la lluvia de ayer, las nubes rosadas de la tarde, los perros enloquecidos, la bicicleta contra el borde del cantero, la lana enredada en el cabo de la aguja, el fresco olor de las varias toneladas de hormigón que acaban de volcado en los encofrados del edificio que han empezado a levantar en la vereda de enfrente, las ramas de pino cortadas, y el inmenso tronco mocho y pelado del inmenso árbol que cortaron hace tres años y que todavía me duele.

Marcelo se deja filmar, por primera vez en tantos años, pero rapido que tengo que salir.

vuelvo a mirar el libro de los castillos del trentino y me da la sensación de leer algo que ya me sabía de memoria hace mucho tiempo, como una voz que se hubiera despertado después de un largo sueño.

La tapa. Quién hubiera dicho. En otro momento no hubiera sido concebible que empezara a hablar de otra cosa. Me hubiera gustado elegirla para sentirla completamente mía. Todo eso me resulta ajeno, y no me importa demasiado, salvo la pena que me produce pensar que en otra época esto hubiera sido lo más excitante de mi vida.  Muy pocas cosas dejan huella en el mundo.

Y la ciudad demente: los arcontes solo se miran a sí mismos envueltos en sus pleitos, mientras la ciudad se hunde en el vertido de sus cloacas.

11 de mayo de 2014

El enemigo interno.

La ciudad de pronto parece tan chica, tan previsible, tal persona, a tal hora, en tal café, con tales y tales personas sentadas a su mesa, pero no es mas que una impresion de momento, de los colectivos bajan decenas de chicos de pelo largo, pantalones anchos, mujeres de falda oscura acampanada y botas cortas o zapatos clásicos de tacón bajo, y un poco mas alla, las calles vacías.


9 de mayo de 2014

No sé cómo la conversación esta mañana termina versando sobre mi pelo, y sobre la disyuntiva si llevarlo planchado o revuelto en el próximo evento en el que he de quedar expuesta a la vista de otros. Las opiniones difieren. una medusa, o  Cleopatra.

Voy a entrevistar a un hombre de 92 años, parece de 70. Un hombre joven, una casa impecable con paredes blancas inmaculadas, sin cuadros, un mueble contra una pared con algunos libros, un tv lcd y unos pocos, pocos, adornos. Las cortinas blancas, las ventanas de la casa abiertas. No es una casa museo, no hay objetos atiborrados, ni fotos colgadas en las paredes, ni recuerdos de viaje ni de trabajo; no hay nostalgia, no hay autoconmisceración, no hay olor a viejo. Yo pienso todo, preveo, me acuesto y no puedo dejar de pensar hasta que no encuentro la solución, me dice. Un hombre hermoso, casi al final cuando le estoy sacando fotos en el patio le digo "yo no tendría que decirle piropos, pero usted parece un actor de cine", sonríe y baja la mirada, como con pudor. Es italiano pero nada en su tono ni su articulación lo delata, a pesar de haber llegado a los siete años a la Argentina: y sin embargo, ahora a la noche que vuelvo a escuchar los fragmentos de video que grabé, encuentro un cierto silbido en la letra s me hace acordar a la pronunciación del tío Abramo (él en cambio, si, conservo toda su vida un marcado tono, y muchas formas de articular sonidos propios de su lengua madre - y no escribo italiano porque esos rasgos no se si podrían hacerse extensivo a italianos provenientes de otras regiones, o de otra fracción de clase); y me doy cuenta de que ese sonido fue uno de los motivos por los que no pude dejar de pensar en este hombre y en esta entrevista todo el día.





8 de mayo de 2014

Protéjanme de mis amigos, que de mis enemigos me defiendo solo, decía Francisco el otro día. Aprender a defenderse. Negocios. Los amigos están en otro lado.

6 de mayo de 2014

Conversación sobre madres:
"Comprender cosas... tal vez la tarea de los padres es esa: saber que siempre hay distancia. Nuestro amor es comprender, enviar pequeñas señales indelebles."


Hoy tuve luz en mi escritorio después de mucho tiempo. El libro de personal de talleres que apareció misteriosamente "sobre una parecita" en calle Mitre. Los que entraron en el taller en el 55. Los que quedan cesantes, los que renuncian, los que se jubilan, los que egresan por fallecimiento, los que se van por retiro voluntario  los que no se sabe nada. Y mientras tanto, el taller ya está practicamente todo demolido.

Hay flotando una nube de brutalidad en el aire de la ciudad en estos días.

En el entresueño de la siesta vespertina me pareció sentir que hace muy pocos días estuve con mi madre, con mi madre feliz, sonriente, como que recién llegaba, como que no se había ido todavía.

Fui a buscar la cámara de fotos que me había olvidado ayer en la casa de Bruna, la tía de Sandra de 95 años. Me imaginé que cuando yo muera, al llegar al cielo me van a venir a dar la bienvenida todos estos maravillosos viejos que estoy conociendo y entrevistando en este tiempo: esta Bruna, Pacella, Asperio Clementi, Di Paolo, Sansoni. (no creo en el cielo, ni en la vida en el más allá, fue olamente eso: una fantasía como si en una escena de película pudiera juntarlos  a todos ellos, así como yo los conozco, sonrientes, exuberantes, caminando ufanos y airosos). Mañana lo voy a llamar al hermano  de Bucalá, que también tiene mas de 90 años.








4 de mayo de 2014

Cambiarle el nombre a la calle Inglaterra

¿Por qué leo estas cosas que escribe Daiana Boller y las siento propias?   Por qué si alguien propone cambiar el nombre a una calle, la calle Inglaterra, nadie salta diciendo que es una cosa totalmente absurda, que hay que conocer la historia, poner en contexto la historia de la guerra de malvinas, la historia y el presente del imperialismo inglés, el carácter absolutamente criminal de la dictadura en la argentina de esos años?

(Viene hablando de una propuesta de eliminar todas las placas y referencias históricas emplazadas en el Trentino durante el fascismo:

Ci stiamo lamentando della cancellazione della parte di una nostra storia, e vorremmo fare lo stesso? Il nostro nemico è l'ignoranza, non sono gli oggetti!  quei monumenti e quelle targhe sono il risultato di un certo periodo storico e di certe convinzioni politiche e che il modo per superarle e andare oltre non è toglierle, ma contestualizzarle. Cioè, ad esempio, fare in modo che tutti conoscano bene la storia, la nostra e non solo, cosicchè sappiano che quelle frasi sono proclami politici e non l'espressione della maggioranza della gente. Bisogna ragionare anche con la testa e non solo col cuore.

Nos lamentamos del borramiento de parte de nuestra historia, y queremos hacer lo mismo? Nuestro enemigo es la ignorancia, no son los objetos. Esos monumentos y esas placas son el resultado de un cierto periodo histórico y de ciertas convicciones políticos, y el modo de superarlas es ir más allá, no quitarlas, sino contextualizarlas. Es decir, hacer que todos conozcan la historia desde varios puntos de vista, así entendemos que esa frases son propaganda política y no la expresión de la mayoría de la gente. Hay que razonar con la cabeza y no solamente con el corazón.



Leo lo que escribe Daiana Boller y me pregunto:

¿No habrá habido acá, para estudiar la historia de la ciudad, demasiado historiador amateur? ¿No habrá ganado un espacio de poder preponderante una concepción de la práctica de la historia basada en una construcción voluntarista, basada en analogías, felices, sí, pero insuficientes a la hora de entrar en un análisis sistemático y documentado? ¿Por qué no hay en circulación libros de historia de la ciudad escritos por historiadores profesionales, basados en una investigación sistemática?

(Viene hablando de las criticas que hace una persona a los proyectos referidos a la I guerra en el Trentino que recibieron financiamientos, considerando que en  cierto modo son un derroche:

... non è colpa nostra se tutti pensano che in tempi di crisi "è giusto" risparmiare sulla cultura e sulla ricerca, se pensano che ci sono "altre priorità" piuttosto che finanziare libri o borse di studio e se anche le associazioni e gli enti preferiscono chiamare come relatori ed "esperti" storici improvvisati, di parte e privi di codice etico perchè quei "no i se fa pagar". La professionalità, in tutti i campi, si paga. E come quando si risparmia sull'idraulico ci si trova la casa allagata, così quando si risparmia sulla cultura ci si trova nell'ignoranza dilagante.

No es culpa nuestra si todos piensan que en tiempos de crisis es justo ahorrar en cultura y en investigación, si piensan que hay "otras prioridades" antes que financiar libros o becas de estudio, y si incluso las asociaciones y los entes prefieren llamar como expositores a "expertos" historiadores improvisados. El profesionalismo, en todos los campos se paga. Y así como cuando se ahorra el plomero la casa se inunda, del mismo modo, cuando se ahorra en cultura, nos encontramos todos en medio de una ignorancia que crece y crece.

2 de mayo de 2014

Mucho sueño, un profundo sueño.

En la cooperativa, la mujer brasilera, con gorro, chinelas y echarpe saca su dinero de una bolsita de plástico y junta catorce pesos en billetes de a dos y varias monedas. La cajera la saluda con afecto, le pregunta cómo anda, hace alguna broma al nene que la acompaña, pero la mujer brasilera no se ríe, junta sus bolsas entre medio de la confusión que hay en la caja y se va, arrastrando los pies.

No es época de tomates, asi que están todos verdes. Mejor no llevo ninguno. Y cómo lo pasaste ayer, le pregunto ayer al chico que trabaja en la verdulería. Aburrido, en mi casa, me dijo.

La inquietante sensación de deuda: ¿qué es lo que tendría que estar haciendo y no hago? pienso en los muebles que quedan, en las cortinas que quedan, en las plantas que quedan en la casa todavía, ¿por qué no lo hago?

Finalmente, el libro mío, el de poemas, Arte Cisoria. Parece que va a haber un libro con tapas y hojas impresas con ese título. Como un licor tan largamente macerado que finalmente será un gota densa que emborrache, queme el paladar o mate.




1 de mayo de 2014

" El primero de mayo antes helaba siempre, o habia mucho viento", me dice el pescadero mientras barre la vereda, "mira hoy, parece un día de primavera".

Igual ahora llueve, con relámpagos y truenos, ya está todo oscuro en el patio, acabamos de comer un asado, y en el fondo del fogón reluce un rescoldo entre las cenizas. Una remota noche de la adolescencia con algunas de mis compañeras de colegio sentadas todas frente a un enorme hogar mirando las llamas, las brasas, los troncos que se derrumban, el cura también anda por ahí, ya es hora de ir a dormir pero quedamos fascinados por ese fuego recóndito, inmenso ahí dentro, profundo como el color que muy lentamente se va apagando.