Me saque un peso de encima, creo. El peso estaba en mi cabeza, claro.
Cabeza que me duele, claro.
De una cosa me daba cuenta hace un rato: salvo uno o dos, los poetas ya no escriben o por lo menos ya no leen o no publican. Quién lo hubiera dicho, hace unos años.
1 comentario:
Quedamos las escritoras, Ana. Capaz que a ellos les gustaba más ser poetas que escribir.
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