De viaje, todos se van de viaje.
A Salta, a Londres, a Shangai, todos se van.
Yo estoy como Ungaretti: no tengo ganas de tirarme de cabeza en una maraña de calles, déjenme así, como una cosa apoyada en un rincón; me quedo acá disfrutando de este calor suave, y de la plenitud de mis días.
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