"La vida, en qué te gastas la vida, en qué se van tus energías, tus pasiones, tu capacidad..." le dije a F en uno de sus breves silencios.
El rictus de la bibliotecaria o archivera.
El aire tibio de un atardecer extrañamente sereno.
Algo escrito que produce un efecto totalmente diferente del que yo esperaba.
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