Los dones de la hospitalidad.
Todo sucede a su debido tiempo.
No poder decir con todas las letras aquello que se perdió y que se lamenta, todavía.
Preguntarse: ¿en qué habrá consistido, si es que la hubo, la decepción del huésped?
Cuando sucede, tener la sensación de que es un poco tarde.
Poder decir, y ser escuchada.
Gratitud por tanto, tanto bien.
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