Caminábamos hace unos días con Andrés por las canchas de fútbol que está armando en el lugar donde funcionó hasta hace unos años la playa de vagones de Talleres Bahía Blanca Noroeste. Al llegar hasta la magnífica arboleda que da sobre calle Malvinas me dice: acá hay un surgente, y un árbol de laurel, llevate unas ramitas.
Con ese laurel, hice un excelente tuco para los tallarines.
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