29 de diciembre de 2010

Marco Polo [trata de explicarse] a sí mismo que aquello que buscaba era siempre algo que estaba delante de él, y aunque se tratasa del pasado era un pasado que cambiaba a medida que él avanzaba en su viaje, porque el pasado del viajero cambia según el itinerario cumplido, no digamos ya el pasado próximo al que cada día que pasa añade un día, sino el pasado más remoto. Al llegar a cada nueva ciudad el viajero encuentra un pasado suyo que ya no sabía que tenía: la extrañeza de lo que no eres o no posees más te espera al paso en los lugares extraños y no poseídos.

Italo Calvino, Las ciudades invisibles (cuando llegue a casa me fijo la página en la edicion de papel, ahora estoy leyendo online).

Italo Calvino, Las ciudades invisibles, Minotauro, Barcelona, 1998, pp. 57-58. En la edicion italiana de Mondadori, 2003, p 26.

Puerto de mar

Dice Carlo Ginzburg:
El oficio que he aprendido es el de historiador.
Es un oficio que me complace porque me permite moverme en muchas direcciones.
Hay historiadores que conciben su disciplina como si ésta fuera una fortaleza en la que refugiarse;
hay otros que la consideran (o al menos la consideraban) como si de un imperio se tratara, como un impero cuyo confines fuera necesario extender.
Para mí, por el contrario, es un puerto de mar, un lugar del que se parte y al que se regresa, un lugar que permite encontrar gentes, objetos y variadas formas de saber. Por eso me gusta.


La entrevista completa está acá (¡¡¡y espero que no sea apócrifa!!!)

24 de diciembre de 2010

Fantasmas de navidad


Seguro que el que hizo la ilustración de esta tapa no leyó este libro.

Entre mis 8 y, pongamosle, 15 años (parecen pocos ahora, pero son un tiempo absoluto), una serie de rituales privados y eclécticos hacían de la vigilia de Navidad uno de los momentos más esperados e intensos para mí: acomodar amorosamente las tarjetas que había recibido desde remotos lugares de parte de amigos por correspondencia a los que no conocía; cantar en voz alta - en soledad, por supuesto, a lo sumo con mi hermana- todos los villancicos que sabía; reflexionar sobre el evangelio que iban a leer en la misa  a la que después -obviamente- ibamos a ir; y leer puntualmente, Una canción de Navidad, de Charles Dickens, en esta edición de 1958 publicada por Hachette. A pesar de la engañosa ilustración de la cubierta nada tenía que ver este libro con papas noel ni con arbolitos de navidad ni tampoco con niñitos jesus, ni villancicos, ni misas ni nada de lo que acompañaba a nuestras navidades en esos años: un cuento de terror con fantasmas, niños hambrientos, viejos avaros, y muertos, para equilibrar el exceso de dulzura ambiente. Ese equilibrio entre lucecitas de colores, amor y paces por doquier y regalos presentes o venturos, y el austero sabor de la moraleja de este libro, era lo que en ese momento sentía como una "feliz navidad".

Varias amigas que me lo habían pedido atraídas por ese simpático papa noel, me lo devolvieron espantadas.

Tal vez ahora sea algo de esa vaga sensación lo que queda dando vueltas.
Y bueno, no es poco.
¡Chin chin!


30 de noviembre de 2010

Ejercicio de epigrafía


Si uno mira con atención este escalón de mármol, a la vuelta de mi casa (Moreno 724), probablmente llegue a distinguir las bases de unas letras que en algún momento compusieron el nombre: Bristol Bar.

En el frente, en la parte superior de la fachada de este lugar quedan todavía los restos de algunas letras:




¿Es Confitería Club Bristol lo que se puede leer en esos restos de letras? ¿Son los soportes metálicos del toldo de la puerta los que se ven? ¿Será de la época en que estaba enfrente la sede social del Club Bahía Blanca North Western Railway -el que después terminó siendo el Club Pacífico? ¿O habrá abierto cuando el desagradable corralón municipal que funcionó sobre el viejo cementerio, fue transformado en una hermosa plaza (1920)?


Es raro encontrar cosas así en un lugar como este, que tiende sistemáticamente a borrar todo, a olvidar, y a hacer tabla rasa con todo sin ninguna pena. Esto no es "patrimonio" (no son edificios con estucos rimbombantes, ni hechos por arquitectos famosos), no queda el recuerdo de ningún parroquiano ilustre, ni hay a su alrededor ninguna mitología que le provea de una etiología, un sentido, una historia: es como una arruga, la marca de una sonrisa o una mueca de hace demasiado tiempo como para llegar a tener la menor idea de cuándo y por qué se fue formando.

13 de noviembre de 2010

Los tilos de Fossat






En la vereda de enfrente de mi casa hay una larga hilera de tilos.
Ya están por florecer.
Son como un puente entre la plaza y las innumerables plantas del magnífico jardín que rodea la casa de la esquina.
Supe -hace pocos días- que se vende.
Los tilos tiemblan bajo la lluvia mansa.

Nosotros también.

6 de noviembre de 2010

Clotho

Hace un tiempo encontré el blog de Clothogancho, una mujer -hasta donde yo podía deducir- que vive en algún lugar de Francia, que teje al crochet, sabe español y a quien le gusta la literatura.

Ayer a la noche, en su último post, le dejé un comentario. Ella me respondió dejando un comentario en mi entrada La guitarra, en el que nos lamentábamos, un par de amigas y yo, de que nos hubieran obligado a estudiar música:

¡qué raro! a mí pasó todo lo contrario : siempre sufrí de que no pudiera mi madre costearme clases de música o de baile. Entonces, a los trece me fabriqué un teclado de cartón para fingir que tocaba las partituras que me prestaba una compañera y que había aprendido a leer, a los quince mi madre me regaló unos de esos pianos, juguetes para niños, pero tenía dos octavos, a los diecisiete mi madre cambió las dos únicas monedas de oro que tenía de su abuelo por una guitarra. Aprendí sola, en los años 70, también con amigos, además cantábamos cosas de "allá", y rápidamente vinieron chilenos con sus temores y sus cantos ... más tarde, cuando ya había nacido mi primera hija, aprendí a acompañar cosas de Atahualpa y leer textos de ley con compañeros que se preparaban a volver a Rosario y a luchar contra el olvido (un eufemismo...)... hoy, esta hija es jurista, especialista en la defensa de los derechos de los inmigrantes, de los sin papeles, de los que huyen su país porque atropella los derechos humanos...



Mi primera guitarra, bastante mala, la tenemos todavía en casa de mi madre. Finalmente, a los 40, me matriculé en una escuela de verdad. El profe me dijo que sabía bastante para que me enseñara otra cosa y me puso una guitarra barroca entre las manos, unos tratados de vihuela y una partituras originales en fac-similé, para que las enmendara a la luz de lo que descubría en los tratados... cumplí los 57, y la guitarra sigue siendo mi voz cuando ya no tengo voz para hablar o escribir...

Crochet

Sólo unas pocas personas saben que a mí me gusta el crochet.
Hice (y suelo hacer) varias cosas que luego escondo o destejo celosamente.
Como si me avergonzara un poco de ese placer minucioso.
Como si hubiera hecho propio el prejuicio de que el crochet es la esencia misma de la domesticidad de otras épocas (aunque jamás hice ni patines, ni mañanitas ni agarraderas, ni colgué en ningún lugar ninguna de las puntillas).
Sólo se salvaron del ímpetu penelopesco esta puntilla, y este bolso.



3 de noviembre de 2010

Torta de almendras


Una torta de almendras para festejar hoy el cumple de Nicolas, porque le encanta,

una torta de almendras que es un recuerdo prestado, una de esas que bien podrian llamarse, tradiciones inventadas (mi madre recuerda que su madre recibia a veces, desde la casa de su familia en Italia un paquete con una torta de almendras, y vaya a saber si -y en realidad poco importa- el sabor de esto que hice tiene algo que ver con aquella).

una torta de almendras hecha asi, con 300 gr de harina comun, un montón de almendras trituradas a cuchillo, 200 gr manteca, 200 gr azucar, sal, 1 yema de huevo, mezclada a mano, no mas, y puesta asi, a la buena de dios en la tartera enmantecada.

(pero se ve que no la enmantequé lo suficiente porque no pude sacarla, para la foto!!!)

25 de octubre de 2010

Saludos desde Nairobi, Kenya

Acabo de recibir esto desde Nairobi, Kenya.




Me lo envía una persona a quien vi por ultima vez en 1983, acá en Bahía Blanca (yo tenía entonces 17 años; la persona en cuestión, -cura, misionero salesiano, él-, 45) y a quien volví a encontrar -buscándolo- hace unos meses.

Me manda, además, las letras de dos viejas canciones, diciendo:

Ti accludo parole che ho conservato di quel tempo indimenticabile Mi piace rileggerle con te. A distanza di anni e di esperienze.
Ciao pupa di quel tempo. Auguri, Victor
(él lo escribe en castellano, pero su nombre es Vittorio)

"Te envío unas palabras que he conservado de aquel tiempo inolvidable. Me gusta releerlas con vos. A la distancia de años y de experiencias. Hasta pronto, Pupa, chica de aquel tiempo. Feliz cumpleaños."

¿Qué vueltas de caracol tendría que dar dentro de mí para dar con la chica de aquel tiempo?
¿Qué hago con ella si la encuentro?

18 de octubre de 2010

16 de octubre de 2010

Carrera de caracoles

Dos pasillos de cemento atraviesan el patio inmenso, cubierto de césped, rosales, marimonias, dalias, lavanda, menta, salvia, dientes de león, nardos, margaritas, malvones, calas, pensamientos, nomeolvides, violetas, tréboles  y malvones, limonero, naranjo,  y además hiedras y helechos cubriendo las paredes, y parrales sostenidos por parantes de material, que dan sombra cuando más pega el sol.  Pero ahora es de noche, y solo muy de cerca se alcanzan a ver -gracias al resplandor rasante que viene desde la puerta de la cocina- los diez doce caracoles que logramos rescatar con mi hermana de las bolsas en que por centenares son capturados y exterminados: nosotras dos, arrodilladas en el suelo, tratando de que no se escondan dentro de sus caparazones, despegándolos una y otra vez para que no se vayan cada uno por su  lado, y ellos, los caracles, desconcertados, llenando de baba y espuma la línea de partida de la emocionante carrera que está a punto de empezar.

10 de octubre de 2010

Pirandello - Imprevistos

Vivo del sueño de una sombra en el agua:

sombra de ramas verdes, de casas
ya dadas vuelta, y de nuevo nubes... y se mece
todo: el borde blanco de un muro
en el cielo azul que te enceguece, una cuerda
que lo atraviesa, un farol y el tronco
negro de un árbol, cortada a la mitad
una hoja amarilla
de papel que flota...
Sombra en el agua - líquida ciudad...
luminoso temblor, inmensidad
el cielo claro, verde verde verde
de hojas - todo parece que se fuera y está
y vive y no lo sabe:
no lo sabe el agua, no lo saben los árboles,
no lo sabe el cielo ni las casas... Solo
un hombre lo sabe, que camina
por el borde triste
del canal.

Este poema de Luigi Pirandello fue publicado en Nuova Antologia, el 1° de enero de 1934, por Corrado Alvaro, con indicación de la fech, 1932-1933.


La traducción la hice del texto en italiano tomado de acá

3 de octubre de 2010

Tiempo de azahares






Azahares.

Tiempo de viento norte.

El imprevisto azote

de una ráfaga de perfume.

Ya sabemos que muchos

se van a caer.

Nelly Luz y el hombre de los adoquines

Ayer conversábamos con Nelly (Luz es su segundo nombre, y le va muy bien , la suya es una presencia luminosa) mientras recorríamos los penumbrosos pasillos del depósito del museo. Y me cuenta del señor Amaranto, que se murió hace un tiempo, a los 95 años, que tenía una carnicería y que un día le dijo a ella:

en esos adoquines del empedrado están mis manos.

25 de septiembre de 2010

Casas con fecha













Otra casa datada, 1910, en Castelli 454.

23 de septiembre de 2010

Casas con fecha














En la esquina de Rondeau y 9 de Julio ahy otro local/casa datada: 1910
Seguir la pista de las fechas para encontrar puntos en común en las formas, los ornamentos y materiales.
Hasta ahora encontré cosas escritas sobre construcciones ferroviarias, portuarias, y suntuosos edificios  (municipalidad, catedral, bancos), pero nada sobre las construcciones particulares, de medio pelo, de barrio.



20 de septiembre de 2010

Viva la pappa






Todo nos conduce al mismo punto: esos años de principios de siglo XX.
Por darle el gusto a Nina que se divierte como loca con esta música, arranco con Rita Pavone cantando Viva la pappa (letra de Lina Wertmüller y musica de Nino Rota, 1964), y termino con la novela "Il giornalino di Gian Burrasca", de Luigi Bertelli, seudónimo Vampa, ambientado en 1905 y publicado en 1920.

A diferencia de Pinocchio y del niño de Cuore, este es un pequeño demonio que por decir siempre la verdad y tomar al pie de la letra lo que sus muy burgueses padres y maestros le mandan, además de armar un buen par de líos, desenmascara la hipocresía, el cinismo y la doble moral del mundo adulto.

Es un libro de politica para ¿niños?

Pero este ni se convierte de marioneta en el niño bueno de Collodi, ni en el buen y sensible jovencito de D'Amicis.

(Y sí, este diario empieza el 20 de septiembre, fecha que, hace cien años, acá en Bahía Blanca, no pasaba inadvertida)

Heos aquí la letra y su traducción al pie:
Viva la pa-pa-pappa
 Col po-po-po-po-po-po-pomodoro
Ah viva la pa-pa-pappa
Che è un capo-po-po-po-polavoro
Viva la pa-pappa pa-ppa
Col po-po-pomodor


La storia del passato
Ormai ce l´ha insegnato
Che un popolo affamato
Fa la rivoluzion
Ragion per cui affamati
Abbiamo combatutto
Perciò "buon appetito"
Facciamo colazion


Viva la pa-pa-pappa
Col po-po-po-po-po-po-pomodoro
Ah viva la pa-pa-pappa
Che è un capo-po-po-po-polavoro
Viva la pa-pappa pa-ppa
Col po-po-pomodor


La pancia che borbotta
È causa del complottto
È causa della lotta:
"abbasso il Direttor!"
La zuppa ormai l´è cotta
E noi cantiamo tutti
Vogliamo detto fatto
La pappa al pomodor!


Viva la pa-pa-pappa
Col po-po-po-po-po-po-pomodoro
ah viva la pa-pa-pappa
Che è un capo-po-po-po-polavoro
Viva la pa-pappa pa-ppa
Col po-po-pomodor
Viva la pa-pappa pa-ppa
Col po-po-pomodor!


La historia del pasado
ya nos lo ha enseñado
que un pueblo hambriento
hace la revolución
por eso los que tenemos hambre
hemos luchado
por eso buen provecho
vamos a desayunar

La panza que hace ruido
es la causa del complot
es la causa de la lucha
abajo el director.
La sopa ya esta lista
cantamos todos juntos
queremos dicho y hecho
la papa con tomate

13 de septiembre de 2010

Baudelaire - Los gatos



Los amantes apasionados y los sabios austeros
aman por igual, en su madurez,
a los gatos poderosos y dulces, orgullo de la casa,
que son friolentos como ellos, como ellos sedentarios.

Amigos del saber y del placer
buscan el silencio y el horror de las tinieblas;
el Erebo los habría tomado como corceles fúnebres
si pudieran inclinar, por un servicio, su arrogancia.

Al soñar adoptan ellos las nobles actitudes
de las grandes esfinges reclinadas en fondo del desierto
y que parecen dormir un sueño sin fin.

Sus fecundas ancas están llenas de chispas mágicas,
y partículas de oro, como una arena fina,
constelan vagamente, sus pupilas místicas.


"Les chats", Charles Baudelaire, Les fleurs du mal. Ed de Claude Pichois, Gallimard, 1996.
Empecé con ganas de postear esta foto que le saqué hace unos días al gato blanco del vecino, seguí con ganas de volver a leer y traducir a Baudelaire  y terminé leyéndome un magnífico análisis de este poema escrito por Levi Strauss y Jacobson, acá

6 de septiembre de 2010

Casas con fecha








 





Casas de la primera década del siglo XX: escudos de fantasía, falsos capiteles, y fecha.

2 de septiembre de 2010

Olor a quemado


No sabía si ponerme a llorar, si lanzar una sarta de improperios irreproducibles o esperar pacientemente a que el jarro se termine de derretir del todo.

Supongo que cosas así le pasarán también a poetas laureados, a eruditos filológos, o a artistas contemporaneos.

(Uno no sabe qué argumento inventar para consolarse)


 


26 de agosto de 2010

Nietzsche - Philologists

3  [62] La filología, como conocimiento del mundo antiguo no puede, por supuesto, durar para siempre, su material se agota. Lo que no puede agotarse es el ajuste siempre nuevo que cada época hace con el mundo clásico, midiéndonos a nosotros mismos con él. Si la tarea del filológo fuera entender mejor su propia época a través de la antiguedad, entonces su tarea sería eterna.
Esta es la antinomia de la filología. El mundo antiguo siempre fue comprendido solamente en términos del presente  - ¿y debería el presente ahora ser entendido en términos del mundo antiguo?
Más precisamente: los hombres explicaron el mundo antiguo en términos de su propia experiencia, y en base a lo que han obtenido del mundo clásico de ese modo  han valorado y evaluado su propia experiencia. Por eso, la experiencia es, claramente un prerequisito absoluto para un clacisista. Lo que significa: un clasicista primero debe ser adulto, solo entonces va a ser creativo como clacisista. De esto se desprende que solo las personas mayores están aptas para ser clacisistas, solo si ya no era ya un clasicista en el período de su vida más rico en expriencias.
Pero en general: solo a travez del conocimiento del presente se puede adquirir la inclinación hacia la antigüedad clásica. Sin ese conocimiento, de dónde podría venir la inclinación? Si observamos qué pocos filólogos hay - aparte de los que se ganan la vida con eso- podemos apreciar como las cosas realmente se sostienen con esa inclinación hacia la antigüedad. Casi no existe, ya que no hay filólogos desinteresados.
Esta es entonces nuestra tarea: sobreponernos a la influencia de la filología. Quiere decir: reducir la profesion de los filólogos; dudar si los jóvenes deben o no conocerla. Crítica al filólogo. El valor del mundo antiguo: se hunde con ustedes. ¡Qué bajo deben haber caido, ya que tiene tan poco valor ahora!

Este texto está traducido de   "Nietzsche: Notes for  We Philologists", Arion, The Boston University Press, 1974, pp 296-297.

19 de agosto de 2010

Govoni - Las cosas que hacen el domingo

.
.
El olor cálido del pan que se cuece en el horno.
El canto del gallo en el gallinero.
El gorgeo de los canarios en las ventanas.
El golpe de los baldes contra el pozo y el chirrido de la polea.
Las sábanas extendidas en el prado.
El sol sobre los umbrales.
El mantel nuevo en la mesa.
Los espejos en los dormitorios.
Las flores en los vasos.
El vagabundo que hace llorar su armónica.
El grito del deshollinador.
La limosna.
La nieve.
El canal helado.
El sonido de las campanas.
Las mujeres vestidas de negro.
Las que comulgan.
El sonido blanco y negro del piano.
Las monjas blancas vendadas como heridas.
Los sacerdotes negros.
Los internos grises.
El azul del cielo sereno.
Los paseos de los amantes.
Los paseos de los enfermos.
El rumor de los árboles.
Los gatos blancos contra los vidrios.
El girar de las veletas rojas.
El sacudirse de las ventanas y las puertas.
Las cáscaras de oro de los naranjos sobre el empedrado.
Los chicos que juegan en las calles a la mancha.
Las fuentes abiertas en los jardines.
Los barriletes que planean sobre las casas.
Los soldados que hacen la maniobra azul.
Los caballos que trotan sobre las piedras.
Las chicas que venden violetas.
El pavo real que despliega su cola sobre la escalera roja.
Las palomas que arrullan sobre el techo.
Los almendros florecidos en el convento.
Los oleandros rosados en los vestíbulos.
Las cortinas blancas que se agitan al viento.

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La traducción es mía. El poema se llama "Le cose che fanno la domenica", y es de Corrado Govoni, Gli aborti, © 1907, Taddei Editore.

12 de agosto de 2010

Piernas tenemos, no raíces

Lo que somos no lo llevamos en la sangre sino en la historia y en las experiencias compartidas.



No pude resistir la tentación.
Hace unos días en la última reunión del Circulo Trentino propusieron armar algún tipo de archivo online con fotografías y relatos; así que he aquí lo que empecé a armar.
Y hay algo muy bueno en esto.

Voy a seguir con mis posts Tío Abramo. Acá tienen que ver conmigo. En ese otro blog van a tener que ver con todos los parientes, amigos, compaesani, con la historia de acá, y la de allá también.

10 de agosto de 2010

Ensayo con tarta de limón


Ensayaron quienes participan (actuando, dirigiendo y produciendo) en la obra de teatro documental con Roberto Orzali. Yo ensayé con ellos una receta de tarta de limón excelente.

La masa se hace con 200 gr de harina común, 1 huevo, 70gr de manteca, 80 gr de azucar y unas  gotas de esencia de vainilla. Se pone al horno un rato hasta que se cuece.
Para hacer el relleno hay que batir 150 gr de azúcar impalpable con cuatro huevos. La primera vez lo hice así como dice la receta, esta vez usé solamente las yemas y agregué jugo de cuatro limones, y 150 gramos de crema. Siguiendo este segundo procedimiento se baten las claras a nieve, se bate la crema hasta que quede bien montada y se mezclan ambas cosas con el preparado anterior.
Se coloca sobre la masa y va todo al horno un rato más (¿20 minutos? ¿media hora?) Eso depende del horno.

Cuando se ensaya es así: nunca vuelven a salir las cosas exactamente iguales.

7 de agosto de 2010

D'Annunzio - Nocturno


...
Salimos. Masticamos la niebla.
La ciudad está llena de fanstasmas.
Los hombres caminan sin ruido, envueltos de neblina.
Los canales humean.
De los puentes no se ve más que el borde de piedra blanca en cada jardín.
Algún canto de borracho, algún griterío, algún tumulto.
Los faroles azules en la bruma.
El grito de los vigías distorsionado por la niebla.
Una ciudad de ensueño,
una ciudad más allá del mundo,
una ciudad bañada por el Leteo o por el Averno.
Los fantasmas pasan, rozan, se desvanecen.
...


...
No sé si tengo más sed de agua.
o más sed de música
o más sed de libertad.
Siento el sol detrás de los postigos.
Siento que hay un calor de marzo claro y lánguido
sobre el canal. Siento que está la marea baja.
La primavera entra en mí como un nuevo tóxico.
Tengo los riñones doloridos
en una somnolencia rota de estremecimientos y temblores.
Escucho.
El chasquido del agua en el borde de la lancha que pasa.
Los golpes sordos del oleaje contra las piedras sucias.
Los gritos ásperos de las gaviotas,
sus ruidos roncos,
sus risas estridentes,
sus pausas flotantes.
El latido de un motor marino.
El piar soso del mirlo.
El zumbido lúgubre de una mosca que se alza y se detiene.
El repiqueteo del péndulo que liga todos los intervalos.
La gota que cae en la bañera.
El gemido del remo en el escálamo.
Las voces humanas en el ferry.
El rastrillo sobre las piedras del jardín.
El llanto de un niño desconsolado.
La voz de una mujer que habla y no se entiende.
Otra voz que dice: "¿a qué hora? ¿a qué hora?".

Este poema forma parte del libro de Gabriele D'Annunzio, Notturno, escrito en 1916, y publicado por Treves en Milán en 1921. La traducción es mía.
Hoy 9 de agosto encontré el libro en la Biblioteca de la Dante, primera edición. Ahora veo que no es un único poema, sino dos fragmentos que están respectivamente en las páginas 28-29 y  220-221.
Si hubiera encontrado este volumen antes, habría elegido otros textos, tan impresionantes como este






31 de julio de 2010

Pascoli - Noche dolorosa

Se mueve el cielo, silencioso y lejano:

la tierra duerme, y no quiere despertarla;
duermen las aguas, los montes, las praderas.
Pero no, porque siente suspirar el mar,
siente gemir las cabañas negras:
ahi dentro hay un niño que no se duerme:
llora; y las estrellas pasan, lentamente.


La traducción es mía, en base a Giovanni Pascoli, Myricae, en Poesie, editado por Gianfranco Contini (ed), Milán, 1974, p 117 (LIZ)


Los adornos de estuco del edificio donde está la verdulería de Gabriel, (que ya no se llama más Irina III), enfrente a la plaza, junto a la casa cuya y ventana y gato aparecen más abajo, y junto a la cooperativa de 9 de julio.

28 de julio de 2010

Historia y épica

La épica, como género narrativo de una próxima obra de historia local, prometida en este caso*, para justificar el genocidio: exaltación de la vida castrense, dos ejércitos en igualdad de condiciones, generales que mueren en su propia ley.


* Esto se refiere a los comentarios que hace el autor de "La Bahía Epica", que va a publicar el diario La Nueva Provincia a partir de mes que viene.

25 de julio de 2010

Otro ejercicio de epigrafía




¿Qué tenemos ? 
* Una fachada ciega, con una inscrippción borroneada. 
* Una propaganda publicada en el diario Nuevos Tiempos en marzo de 1945, según la cual, en esta esquina estaba el Depósito de Mercadería y Forraje de la Cooperativa de Consumos Ferroviaria (lo cual no quiere decir, necesariamente que el edificio sea de esa fecha)
* El dato según el cual, a mediados de 1955, esta cooperativa se fusiona con la Cooperativa Obrera.
* Las siluetas de unas letras estilo art decó: Cooperativa de Consumos Ferroviaria - Bahía Blanca - Anexo
*Tan poco nítidas esas letras que esa esquina fue durante toda mi vida la de un grafiti -que estuvo ahi hasta hace pocos años (ahora debe haber quedado debajo de los paneles para propaganda)- que decía: "Argentina te quiero, pero cómo sufrimos".

El edificio central de esa cooperativa está enfrente, en Rondeau al 700.
Ninguno de estos edificios ha merecido formar parte del "patrimonio"
Esta esquina está a la vuelta de mi casa, en Rondeau y Almafuerte.
Por lo que leía ayer, la propia CCF vendió este depósito en 1955 antes de la fusión con la CO a causa de sus problemas financieros en el libro de Clelia López de Pagani y Marta Vago, Historia de la Cooperativa Obrera, Bahía Blanca, 1988

19 de julio de 2010

El muro de uno de los canteros de la Plaza Pellegrini sobre la vereda de calle Tucumán.
La foto está agigantada: la lata debe ser de 1kg,
la pared llega a la altura de las rodillas

(me pregunto ahora si el que dejó ahí esta lata no estaría mirandome divertido cómo sacaba esta foto)


17 de julio de 2010

Ut queant laxis




Para que puedan resonar en plenitud las maravillas de tus actos, perdona el pecado de los labios manchados de tus siervos, San Juan.

Aprendí esto de memoria, sin tener la menor idea de lo que decía, en un libro de historia de la música mientras esperaba mi clase de guitarra.

Se trataba del origen del nombre de las notas musicales.


Muchos años después (justamente cuando ya no me importaban ni los santos, ni los pecados ni los labios manchados), se trató del latín, del ut, de la J del nombre del santo, de gestos tal vez no tan admirables y magníficos, del canto, del silencio, de lo que ya ha sido liberado y de lo que suena laxe, espacioso, suelto.


(mira es el opuesto de parva)

10 de julio de 2010

La guitarra

A los siete años, como a tantos niños y niñas durante los 70, me mandaron a estudiar guitarra.
Me compraron un grueso cuaderno pentagramado, un libro de teoría de la música, otro de solfeo, un libro de guitarra para principiantes, y por supuesto, una guitarra.

El libro de teoría empezaba con la respuesta a la pregunta ¿qué es la música?: Música es el arte de combinar los sonidos, y seguía así, con respuestas a preguntas que jamás me hubiera planteado, pero que tenía que estudiar de memoria, en orden, de una clase para la otra. En el libro de solfeo había que leer, también en voz alta, recitando a distintas velocidades y ritmos, los nombres de las más variadas combinaciones de notas musicales. Y con el otro libro tenía que practicar -ahí sí, guitarra en mano - notas, escalas, acordes, arpegios.

Me aburría. A veces no estudiaba. Los días que tenía guitarra los vivía como los días más desagradables de la semana. Yo lo que más quería era quedarme en casa leyendo. Algunas veces protestaba un poco. Pero se me hizo ver que si uno empezaba algo, tenía que seguirlo con constancia, y terminarlo.

Nunca logré aprenderme nada de memoria, salvo la vidalita, solamente una vez toqué en público, formando parte de un numeroso grupo, y la mayor parte de las veces prefería hacer cualquier otra cosa antes que tocar la guitarra.

Sin embargo, sentía una gran envidia de la alegría y la desenvoltura con la que muchas chicas, en el colegio al que yo iba, tocaban la guitarra "de oído". Yo también a veces llevaba mi guitarra y, como si estuviera descendiendo a algún tipo de vulgar bajeza, tocaba siguiendo a las que se sabían bien los tonos y los ritmos de los rasguidos.


De todos modos, aunque tocaba muy mal, gracias a la constancia, fui aprobando los exámenes uno por uno.


Por eso, cuando llegué a cuarto año (tenia por ese entonces 11 años), el profesor indicó que ya era hora de que yo tuviera una guitarra buena, acorde al nivel al que estaba por pasar. La guitarra nueva fue encargada expresamente a un luthier, vino en un estuche tipo sarcófago, y costó - a juzgar por las infinitas recomendaciones que la acompañaron- bastante cara.

Dos años más, aún, me retuvieron la constancia, y la responsabilidad de justificar ese gasto hecho por mí, me nolente.

No recuerdo el día que anuncié en mi casa: "dejo, no quiero ir mas a guitarra".
Sí me acuerdo que fui a hablar con el profesor y le dije que iba a dejar por el momento; que más adelante iba a retomar y terminar; que quería estudiar italiano y las dos cosas por el momento no iba  a poder.

Aunque en algunas tardes de melancolía la he agarrado y he canturreado con ella alguna melodía rasgando sobre el precioso encordado los cuatro o cinco únicos tonos que me acuerdo, la guitarra nueva quedó guardada, en su sarcófago azul oscuro durante 30 años, en la casa de mis padres, hasta ayer a la noche, que la traje, y estuvimos cantando con ella zambas, chacareras, boleros y canciones anarquistas.

Al profesor, cada vez que lo encuentro (y él se ríe también porque es un divino) le digo: "attenti, profesor, eccoliqua, que en cualquier momento empiezo de nuevo".

Convite con pan casero y tiramisú




Hubo convite anoche con panes caseros (hechos por Nico Seitz, que así va ganando su derecho de piso!), empanadas, vino tinto y tiramisú.
Y hubo guitarra también y cantamos todos, Nicolás, Esteban, Anita, Natalia, Marcelo, Nico y yo.
Nina hizo sus aportes también.

Así amaneció la mesa, hoy (salvo el tiramisu, que lo saqué de la heladera apposta para la foto).

El tiramisu lo pude hacer con mascarpone mascarpone, pero por alguna razón la crema me quedó un poco más chirla de lo deseable. Las vainillas son empalagosamente dulces, en demasía. Pero bueno, eso es lo quedó, nadie se quejó, así que la próxima probamos de nuevo.

28 de junio de 2010

Día del padre

Nadie hablaba; el comedor estaba en calma y todo habría parecido absolutamente estático si no se hubiera visto en el pasillo la sombra de la silueta de Betty ir y venir por la cocina. Se oía solamente la respiración mortecina y lenta de Conce, los suspiros profundos de Anita y el ronroneo continuo y medido de Emilio que contaba del veinte al ochenta y cinco, se detenía de pronto en su cuenta, y volvía a empezar.
Llegué hasta donde él estaba, sentado sobre un almohadon de corderito, cruzado su cuerpo de lazos y cintas para que no se caiga, y me quedé mirando su pelo, sus ojos morenos como los míos y sus manos duras, ya, y entumecidas.Le empecé a decir que hace unos días una persona a quien yo no conocía, me había hablado de él, de cuando eran jóvenes e iban juntos a la misma escuela y de lo mucho que se apreciaban, y de lo que conversaban, ellos, cuando se encontraban en la puerta de casa. El siguió mirando hacia adelante, como si nada.


Sentada asi como estaba a su lado apoyé mi brazo sobre sus hombros, apoyé sobre su pecho mi frente, como para dormir, y ahi me quedé, acunándome, secretamente.

15 de junio de 2010

Tipografías 4 (y un texto sobre buzones)



Los buzones, de lejos, parecen todos iguales, pero no lo son.

En cada letra de cada una esas palabras -tan prescindibles para quien deposite una carta en ellos como para quien los emplee para algun otro uso (¿cuál?)-, tal vez sea posible advertir el laborioso y nada ligero trazo de un remoto herrero o modelista, ¿analfabeto?, ¿quién sabe? como una firma -anónima- en la que la singularidad de su caligrafía se marca en la precisión de un vértice, en el mayor o menor relieve, en una cierta distancia en la distribución de los caracteres.

No me he animado a tocar siquiera ninguno de esos buzones el día que saqué estas fotos, aunque no he dejado de preguntarme qué ángulo de apertura tendrían, si harían ruido y -lo más acuciante- hasta qué profundidad me sería posible introducir la mano, en una especie de espionaje táctil, entrando en una casa cuya puerta principal -por la razón que fuere- damos por descontado que no se nos va abrir. O en una especie de chapuzón a ciegas, deslizándola -la mano-  en lo profundo de una oscuridad desconocida de la que -también podría ser-  no puede, ya nunca más, salir de nuevo.