29 de diciembre de 2011

Mary

Hoy falleció Mary, una mujer a la que vi solamente una vez en mi vida, hace ya varios años,  a mediados de 2006* pero que dejó en mí una huella para siempre.

Acabamos de entrar con mi padre recién operado - y ya completamente demenciado - a una habitación en el hospital. Él duerme muy profundo, y seguirá así, hasta el día siguiente, sedado y ausente.
En la cama de al lado hay un hombre, en camiseta, y una mujer que lo acompaña. Largas horas de silencio pasan, interrumpidas solo por los regulares cambios de suero, la tos ensangrentada del hombre, alguna frase sin sentido de mi padre. Ella responde con diligencia, sale, vuelve con lo que él le pide, le da consejos de cómo cuidarse cuando vuelva a casa, luego hablan de su hijo y finalmente, el hombre se duerme. Ella acomoda algo de ropa, y se recuesta como puede en esas extrañas sillas de cuerina que suele haber en los hospitales.
Despues de un rato empiezo a conversar con ella.
Me llama la atención - le digo - el apellido, qué extraño, no lo había escuchado nunca por acá, de dónde viene, le pregunto. Ella me cuenta. Y sigue diciendome que hace ya una semana que están ahí, que vamos a ver si sale, que no tiene él otros parientes porque es italiano, y el hijo que vive afuera que ya llega, mañana, pero me aclara, él no es su marido, pero que lo fue hace muchos años, como veinticinco, que tuvieron un hijo, y que después se separaron y ella se volvió a casar, muy feliz con su actual esposo.
Yo la escuchaba, respondiendo solamente breves frases de ocasión, y ella seguía diciendome que tal vez yo pensaba que estaba loca, que, de hecho, muchas personas conocidas le decían que por qué se iba a estar ocupando así de su exmarido, pasándose las noches en el hospital con él, y largas horas del día, también, ayudándolo a comer, a lavarse, y a hacerse las curaciones, pero que ella no iba a dejarlo sabiendo que estaba solo y que estaba enfermo.

- Todo vuelve, me dijo, todo vuelve en bendiciones.

Nosotros al día siguiente nos fuimos. Una semana más tarde leí en el diario el obituario de ese hombre.
Aunque en todos estos años nunca la he olvidado, hace unos meses escribí en facebook ese apellido extraño, y así a través de su hijo, pude saber cómo se llamaba ella, llamarla por teléfono y saludarla.

Todo vuelve, todo vuelve en bendiciones.

* quienes me conocen saben por qué aclaro esta fecha; y también por qué - coincidencia - es significativo que justo hoy cuente yo esta historia.

1 comentario:

clothogancho dijo...

qué emocionante, Ana, y qué homenaje a Mary... no entiendo lo de 2006, pero supongo que tendrá capital importancia en tu recorrido íntimo, tu viaje interior e iniciático hacia la revelación de nuestra parte indestructible de humanidad.
Dentro de poco cambiaremos de año, a esas horas pienso en ti y en tu familia, incluso en los recuerdos que comparto sin conocerlos - qué raro, no?-, y te deseo lo mejor. Tu "remota" amiga.