Hay que salir de la biblioteca y del gabinete para escribir historia.
Una persona me cuenta su vida y la de su familia, y yo, como si tuviera cinco años como Nina, me sumerjo en ese mundo que no es solo el mundo singular de esa familia, de esas personas sino que es aquel país, aquella guerra, aquellos años, y ese grupo de inmigrantes contratados por Perón, y esta ciudad en esos años: hoy por ejemplo estuve en Pola, y empezó la guerra, y cayeron bombas, y corría con una nena de cinco o seis años y su abuela a esconderme en un refugio; y despues sentí como se llegaron a oir por toda Pola los gritos de esa nena cuando arrancaba el barco en que se la llevaban a Italia (junto con otros tantos niños y ancianos) mientras sus padres quedaban en tierra, todavía, hasta el proximo barco. Y volví a Pola varias veces en tren desde Génova a buscar -en secreto, no era algo que pudiera hacerse facilmente- un baúl lleno de aceite de oliva y de panes que después sirvió cuando hubo que convencer a quien autorizaba a los emigrantes a partir para que los ancianos abuelos pudieran venir tambien ellos en el barco a la Argentina; y llegué con la nena al Hotel de Inmigrantes, dí al día siguiente una vuelta en colectivo recorriendo todo Buenos Aires, y llegamos a la Base en Puerto Belgrano; y escuché a la madre pedir pintura para pintar toda la casa que les dieron, y llegar el camión cargado de carne, leche y pan hasta que cobraron su primer sueldo; y los valses a la noche mientras los padres de la nena bailaban, y se besaban y se amaban; vi como levantaron su casa sábados y domingos en el barrio chino, acá en Bahía, y la acompañé luego al velorio de su padre muerto poco tiempo después en un accidente un primero de mayo mientras todos se iban a su pic nic, y a su madre a comprar las máquinas industriales para tejer pulóveres; saludé a sus maestras que trataban de calmar su inexplicable angustia en la escuela cuando al mediodía sonaba la sirena de alguna fábrica cercana; y también cuando -dado que eran mujeres solas, ella, su madre y su abuela-, empezó a trabajar en la oficina de una enorme fábrica y como instrumentista en el hospital; y un montón de cosas más que ya no hacen al tema que estoy investigando; y ahí llegadas a ese a ese punto emerjo, y con ella, hace un rato en la cocina de su casa comí un trozo de esta torta magnifica cubierta de crema con dulce de leche repostero, y rellena con crema y duraznos, con té sin azúcar.
La receta de "la torta della famiglia"
2 tazas de té de harina leudante
2 tazas de azúcar (escasas)
2 cucharadas de maicena
6 huevos
1/2 cucharadita de polvo Royal
esencia de vainilla
1 taza de agua hirivendo
Batir las yemas de los huevos con una taza de azúcar, agregar el agua hirviendo batiendo lentamente.
Batir las claras a punto de nieve con la otra taza de azucar.
Cuando se enfría, agregar el harina, la maicena, el polvo royal y la esencia de vainilla.
Agregar lentamente las claras batidas a nieve.
Colocar en un molde grande enmantecado y enharinado.
El secreto es hornear MUY LENTAMENTE a una temperatura, de ser posible, menor que la del mínimo. Una hora, hora y media hasta que se dora ligeramente. Después se rellena con crema, dulce, duraznos, ananá...
La que comí yo ayer estaba recubierta de crema y dulce de leche repostero.
1 comentario:
Una de las mejores entradas de tu blog; sentí un entusiasmo loco.
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