5 de febrero de 2011

Baudelaire - La belleza

Soy bella, mortales, como un sueño de piedra
y mi pecho, donde todos en algún momento se golpearon,
está hecho para inspirar al poeta un amor
eterno y mudo como la materia.

Reino en el cielo como una esfinge incomprendida;
uno un corazón de nieve a la blancura de los cisnes;
odio el movimiento que cambia de lugar las líneas,
y jamás lloro ni jamás río.

Los poetas, ante mis gestos ampulosos
que parecen tomados de los más nobles monumentos,
consumirán sus días haciendo estudios rigurosos;

porque tengo, para fascinar a esos dóciles amantes
unos espejos puros que a todas las cosas las vuelven más bellas:
mis ojos, mis amplios ojos de claridad eterna.


La traducción de este poema, La beauté es mía, a partir del texto tomado de Charles Baudelaire, Les fleurs du mal. Edition de Claude Pichois, Gallimard, Paris, 1996. 
Con el último verso me ayudó Muriel Daumal ¡merci beaucoup!

4 comentarios:

clothogancho dijo...

me resulta exótico leer a Baudelaire en castellano. ¿Conoces los estudios de Jean Pierre Richard?

Ana Miravalles dijo...

mmmm, me imagino que sí, debe sonarte bien raro.
No conozco a Richard, voy a buscarlo. Gracias!

clothogancho dijo...

no me suena tan raro sino que añade algo como si se unieran Darío y Baudelaire...

Anónimo dijo...

Baudelaire es el último hombre que pudo contemplar a la Belleza.
Los contemporáneos ya no son dignos de estos versos.
Los poetas "amantes dóciles"...es cierto, si se quiere identificar a un Poeta, ésa es la señal: amante dócil de la Belleza. No hay uno solo, ¡ni uno! a partir de 1960.