Estuve hace unos días con un hombre de 92 años.
Al terminar nuestra charla me dice, así, como de la nada:
"usted tiene conciencia... de que en cualquier momento seguimos el viaje."
Me quede mirándolo, haciéndome la sorprendida, a pesar de que había entendido bien a qué se refería.
y siguió diciéndome: "eso hace que uno esté tranquilo y se levante cada mañana y piense que bueno uno día más para gozar, y se acueste a la noche pensando qué suerte he vivido otro día, hasta que el viaje siga, por otro lado".
Y hoy me encontré escribiéndole a una persona desconocida con la que estaba chateando:
"Ojala pudiera uno ir y venir en el tiempo como si
fuera a uno a darse una vuelta por la desembocadura del Napostá... Pero tengo
la impresión que es la capacidad de pensarlo como posible que tenemos
algunos -los que nos enganchamos con mas pasión en estas cosas- lo que
nos vuelve intemporales, más allá de cualquier edad o decrepitud".
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