2 de febrero de 2014

Compañía

Como si hubiera llegado con una nave cargada de fantasmas. Como si con ellos recorriera este pueblo, Poia, y contemplara, estas, sus calles, sus casas, sus prados cubiertos de nieve como entonces. Ya nadie los recuerda, ni siquiera tienen claro que hayan nacido acá (en este pueblo) alguna vez, que hayan vivido, y alguna vez, partido. Como si toda esa gente se hubiera desvanecido en el aire. Llegaría en seguida a la misma cantidad de personas que actualmente lo pueblan, si sumara los hijos y nietos de cada uno de los que se fueron y que viven actualmente en Bahía Blanca, Mendoza, en Mar del Plata o en Usuahia.

No están en la tierra las raíces.

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