20 de febrero de 2014

Revelado y copia



La cuestion de las fotos.

En este último viaje saqué cientos de ellas. Me encanta mirarlas, y mirarlas, una y otra vez, y mostrárselas a todo el mundo. No puedo ni imaginarme viajar y no sacar muchas, muchísimas fotos. Con frecuencia me gusta también volver a mirar las fotos tomadas en viajes anteriores. Y sin embargo a veces intuyo que algunas fotos me roban los recuerdos. Se interponen en mi mente: paso a recordar la foto en vez de recordar lo que viví.

Miro una foto en la que soy yo quien posa, y ya no puedo volver a ver a quien me está fotografiando, ni  lo que estaba delante de mis ojos ni lo que me rodeaba en ese instante: solamente me veo a mí misma, como desde afuera, como si ese "yo" que veo ahora en la imagen hubiera sido parte del paisaje que trato de recordar al mirar la foto, y tengo que hacer un esfuerzo enorme para volver con mi mente al punto de vista, no de quien me enfoca con la cámara (que es lo unico que yo puedo volver a ver ahora), sino del mio en el momento en que era tomada la fotografía.

Es como si, para recordar y revivir de algun modo el viaje, tuviera que revisar dos categorías completamente diferentes y ajenas entre sí, de imágenes: las imágenes de las fotografías (que me encantan, pero que por estrictas razones ligadas a la historia familiar ya no le interesan a nadie más que a mí), y las imágenes que surgen, van y vienen en mi mente y que, si algun estímulo externo necesitan para presentarse, no es precisamente una fotografía.

Algunos de los mejores momentos de este viaje -sabiendo que el horrible riesgo es olvidarlos- quedaron -volente- sin registro: In taberna quando sumus y O Fortuna en Roncogno, por ejemplo. (Igual, hay momentos en que me arrepiento profundamente de no haberlos grabado, filmado, fotografiado cantando.)

El proceso de "revelado" en la memoria va por otro lado, y no tiene casi nada que ver con las imágenes de las fotos, ya lo sé (Proust).

En cambio, algunas sí-como esta que publico aquí-, pero no por lo que muestra la imagen (una imagen opaca, "cualquiera"), sino porque el recuerdo preciado es la alegría de que sentí por lo que pasó inmediatamente después de haberla tomado.

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Ayer Marta me hizo recordar que en La cámara lúcida de Roland Barthes había algunas reflexiones interesantes sobre esto:


"Veo los ojos que han visto al emperador". A veces hablo de ese asombro, pero como nadie parece compartirlo ni tan sólo comprenderlo (la vida está hecha así, a base de pequeñas soledades), estoy a punto de olvidarlo. p.29

La fotografía es el advenimiento de yo mismo como otro: una disociación ladina de la conciencia de la identidad: ante el objetivo soy a la vez: aquel que creo ser, aquel que quisiera que crean, aquel que el fotografo cree que soy. Imaginariamente la fotorafia reprsenta ese momento tan sutil en que no soy ni sujeto ni objeto  sino mas bien un ujeto que se siente devenir objeto: vivo una microexperiencia de la muerte, del parentesis, me conviert en espectro. p.46

Tengo ganas de vivir alli, con tenuidad, y esta tenuidad jamas la foto de turimo puede satisfacerla. Para mí, las fotografías de paisajes (urbanos o campesinos) deben er habitables, y no visitables. Este deseo de habitacion... es fantasmático, deriva de una especie de videncia que parece impulsarme hacia adelante, hacia un tiempo utópico, o volverme hacia atrás. (Baudelaire: Invitation au voyage y Vie anterieure). Ante esos paisajes predilectos, todo sucede como si yo estuviese seguro de haber estado en ellos o de tener que ir. La esencia del paisaje elegido por el deseo: heimlich, despertando en mi la Madre. p. 84.

La historia es histérica: sólo se constituye si se la mira y para mirarla es necesario estar excluida de ella. En tanto que alma viviente, soy propiamente lo contrario de la Hitoria, lo que la desmiente en provecho únicamente de mi historia. p. 118

Cada foto es una Ariadna... porque me dice de qué está hecho el hilo que me atrae hacia la foto. Interrogar la fotografía en relación con lo que llamaríamos románticamente el amor y la muerte. Hay fotos que no pueden mostrarse, ya que para los demas solo sería una foto indistinta, una de las mil manifestaciones de "lo cualquiera": esa foto existe para mí sola. p.131

En italiano


La questione delle fotografie

In questo ultimo viaggio ne ho scattate tante, tante. Mi piace da matti guardarle, e guardarle ancora, e farle vedere a tutti. Spesso mi fa piace anche guardare le foto prese in viaggi precedenti. E comunque, a volte intuisco che alcune fotografie mi rubano i ricordi. Si interpongo nella mia mente, e cosí inizio a ricordare la foto anziché ricordare quello che ho vissuto.

Osservo una foto in cui ci sono io che poso, e non riesco piú a vedere la persona che mi sta fotografando né quello che c'era davanti ai miei occhi, né quello che c'era attorno a me in quel momento: vedo soltanto me stessa come dall'esterno, come se quell "io" fosse stato parte del paesaggio o dei mobili e devo fare uno sforzo ingente per ritornare con la mia mente al mio punto di vista, e non quello di colui che mi fotografa.

Sembra che per ricordare e rivivere in qualche modo il viaggio dovessi rivisitare due categorie completamente diverse di immagini: quelle delle fotografie (e che per ragioni di storia familiare ormai non interessano piú a nessuno); e quelle che sorgono, vanno e vengono nella mia mente e che semmai hanno bisogno di qualche stimolo esterno per manifetarsi, non si tratta precisamente di una fotografia.

Alcuni dei migliori momenti di questo viaggio - consapevole del orribile rischio di dimenticarli- sono rimasti -volente- senza registro, l'interpretazione di In taberna quando sumus e O Fortuna a Roncogno, ad esempio. (E comunque per momenti mi pento profondamente di non aver fotografato, o filmato questo...)

Il processo di "sviluppo delle immagini" nella memoria segue quasi sempre un altro percorso, e non ha quasi mai, niente a che vedere con le fotografie, lo so (Proust).

Invece, a volte sí, come nel caso di questa foto, che ha il suo valore non nell'immagine (in fin dei conti é un'immagine "qualunque", opaca) ma nel ricordo pregiato di quello che é succeso immediatamente dopo averla scattata.



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