Fue un convite con tarta de zapallitos con crema, pechugas de pollo con ajo al vino blanco, y panqueques de dulce de leche. Y vino tinto que trajo Eva, que recién volvió de Brasil.
Eramos pocos a la mesa, con A. que iba y venía mientras miraba en cuotas una película en su pc, con Nina que terminó comiendose el dulce de leche a cucharadas del pote, y nosotras, que nos recorrimos de nuevo todas las playas de Itaparica, y las calles, la costanera y los hostels de San Salvador de Bahía, filosofamos sobre esta Bahía -la nuestra-, y analizamos en qué y por cuáles circunstancias un@ podría alejarse de ella sin tanta pena.
6 comentarios:
Uy, me lo perdí.
¡que espanto mi cara de borracha! y eso que todavía no había llegado el curaçao! :P
Ay, las quiero, las extraño. Sin tanta pena no se puede.
ay, ay, ay, eva, esos detalles del convite no los iba a mencionar para que la envidia no arrebate a los que no estuvieron!!!!!!!
Y? Mar? cuándo venís? ya tendremos que ir pensando otro menú... besos
Nico, con las imágenes de y sobre la vaca Paloma que estuviste filmando el sábado a la noche, vas a lograr que tengamos ocasión de varias y más opulentas comilonas!!!!
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