8 de marzo de 2010

La seca


Las calles agitadas por el viento

vuelven, otra vez,

a ser polvo arcilloso y detrás

de las máscaras de estuco

que, con ceño fruncido, miran

desde lo alto de las cornisas,

crecen ramas


y nosotros habitantes de este

desierto inminente

vagabundeamos con los ojos

entrecerrados

mientras los ladrillos

las cortezas de los árboles

y las conciencias

se pulverizan también,

y quedan flotando en el aire.



2

El desierto sería fascinante

si tuviera infinitos

médanos de arena, ocasos

radiantes de luz, frías las noches

y oasis con palmeras y agua

fresca en el fondo de un pozo

o en el espejo


inconmensurable

del horizonte.



Pero no.

3

Arroyos de agua incorruptible,
arroyos de vino,
arroyos de leche,
arroyos de pura miel,
rebosantes,
la sombra  de un árbol que se tarda
cien años en cruzarla a caballo,
las hojas de otro árbol
grandes como orejas de elefantes
árboles que no dejan nunca
de dar frutos
copas incesantes de agua viva, y vino,
espera el beduino del desierto
encontrar
en su paraíso.

Como esos desiertos son inmensos
sus paraísos también lo son.



4
Ahora está tapado
todo con cemento
el grifo por el que salía
el agua de la fuente
en el centro de la plaza,
y tapado con cemento
el río que en los sueños
de Pellegrini iba
a regar jardines
y sembradíos o iba
a reflejar en sus aguas
las fachadas
de cristal de los edificios
agitadas por las hojas al viento
y la rápida carrera
de las luces por su cauce.


5

En el infierno ¿hay
un desierto como este?

6
Lo inquietante acá es empezar a entender
qué culpas estamos pagando
y que no todas
son nuestras.


7

Llueven lenguas de fuego, sí,
pero sin viento.

8
Ni los postes resecos 
ni los tres escalones 
frente a cada fachada
ni las plantas elevadas
algunos centímetros de las casas
guardan memoria ya del agua
que dos por tres
los inundaba.



9

La cantidad de veces
que he sacado
la ropa del tendal 
por las dudas que llueva.

Pero nada.

6 comentarios:

Patricia dijo...

Me gustó mucho este poema, Ana. Lo compusiste vos?

Ana Miravalles dijo...

Si... y me alegra que te guste.
un beso, y gracias.

Karen dijo...

El poema es bellísimo Ana... pero el último verso me resulta maravilloso: no puedo decidir si quien aguarda por la humedad es quien escribe, o el tendal infinito que no aguanta la espera.
besos, y que se repita.

Ana Miravalles dijo...

Gracias, Karen,
(Pero no sé si se repite muy seguido, se viene una inundación... ni bien apreté el botón "publicar" este texto sobre la sequía, diluvió toda la noche y al día siguiente sin parar... ja ja)
Un beso

Eva dijo...

Creo que nunca había leído una foto tan palpable de esta bahía de sal, de viento y cemento, de arroyo tapiado como si nada. ¡Gracias, Ana!

Ana Miravalles dijo...

gracias a vos, Eva! un beso