16 de abril de 2010

Niños de estuco





 


Digna de atención es la plaza Rivadavia. Sin embargo las casas, salvo raras excepciones son lo más feo que se pueda imaginar desde el punto de vista arquitectónico, a pesar de estar cubiertas de estucos y ser exteriormente ostentosas. La mayor parte son de una sola planta*.

Esto es lo que opina en 1911 uno de los periodistas, bajo el seudónimo Malizio en el número extraordinario del diario L'Italiano, editado en Soler 143 en Bahía Blanca el 20 de septiembre de 1911 en italiano, en el contexto de una reseña histórica sobre Bahía Blanca y una descripción, bastante entusiasta por cierto, de la situación de ese momento: una población de 45.000 habitantes de los cuales 10.00 son italianos, servicios públicos, tranvías eléctricos, instalaciones de agua potable y gas, siete líneas ferroviarias, dos puertos, filiales bancarias.

Yo miro y me pregunto: ¿qué tienen en sus manos esos niños de estuco que adornan  la fachada de la casa ubicada en Rondeau 340, construida por P. Messina?


* Meritevole d'attenzione è la piazza Giardino Rivadavia. Le case, peró, salvo rarissime eccezioni, sono ciò che di più brutto si possa immaginare in fatto di architettura, pur essendo ricoperte di stucchi ed esteriormente sfarzose. Sono nella loro gran maggioranza ad un solo piano.

3 comentarios:

Nicolás Testoni dijo...

Impresionante Malizio.
Un conocido común me comenta que las molduras que aún vemos en tantas casas solían comprarse ya hechas. Las había, al parecer, de cemento y de yeso (para interiores). Sobre la simbología de tanto ornamento nada dijo y nada sé.

Ana Miravalles dijo...

mmm... la verdad es que me intrigan mucho, esas caras. Ese dato puede ser la punta del ovillo para enterarnos de algo más. gracias.

Anónimo dijo...

Son niños alegóricos; representan quizá el progreso y las actividades humanas: la antorcha, la industria, el trabajo rural; vemos la escuadra y la corona de laurel: Un niño (que en otra Era fue un cupido) acarica la cabeza de otro que seguramente se hará merecedor de la corona de gloria(está hacia la derecha, donde termina la lectura del frontispicio); la escuadra es la masonería y la columna corintia detrás el simbolo del fin de la tradición clásica. En el centro vemos la alegoría del escritor; puedo ser yo, puede ser la autora de este blog; son andróginos, es decir niños creadores de futuro -no copulan: son portadores en sí de los dos principios-. La escritura y el fuego ocupan el centro de todas las actividades, pero la escritura permanece de pie junto al progreso en reposo porque éste ha encontrado al fin el sitio en el que habrá de desarrollarse. En su conjunto representan una de las utopías paralelas que se frustraron en la ciudad. La utopía fundacional e imprerecedera sigue siendo el monumento de la plaza rivadavia, en la que contemplamos a la madre engendradora de estos y todos los niños alegóricos de la ciudad de Bahía Blanca: esta ciudad es rica en símbolos de civilización gracias a esta madre.