8 de octubre de 2011

Sujeto tácito

[Esto es una parte de lo que leí anoche en la Biblioteca Rivadavia, en la lectura de poesía "Poerama". El sujeto (tácito) y el objeto directo es en todos los casos mi padre.]


- Las vacas duermen-,

nos dice mientras caminamos

por el campo nada

se ve en la noche

salvo las estrellas que asoman

entre los álamos apenas

se oye el ruido

del viento en el follaje

los huesos de los animales

muertos resplandecen también

pero no hay aquí, nos tranquiliza,

de esas, malas,

ninguna luz



La luz. ¿Apagamos la luz?

Que no es ahí luz

sino tenue llama de farol a kerosene

y él canta

apaga luz marilu

que yo no puedo dormir

con tanta luz de pronto

el enorme postigón se abre

un resplandor,

un uuuuhhhh nos sobresalta

la linterna se mueve

para un lado y otro, y vemos

encenderse y apagarse

una y otra vez

su rostro

entre las sombras.


Una y otra vez

Como el mar

Como las mareas

En el puerto sube

y baja el agua

junto a los buques

como en un sueño

salobre

sentada en una amarra

sobre sus piernas

una y otra vez

como las olas

mudas quién sabe

si en una de esas

tardes de sol

no empezó a irse

él también

como la barca

se va se va la barca

se va se va el vapor

el lunes por la mañana

también se va mi amor.



Se va, vaya a saber en realidad

cuándo se fue

su voz apagándose en medio

del tumulto, del vértigo

por largo silencio

una débil sombra

por el patio

en el agua

llena de perfume

tardes y tardes

ensimismadas

sobre las lajas lisas

y el césped húmedo quién sabe

cuándo se fue

borrando, lentamente

como la luz entre las ramas

de las parras

al atardecer.

...
Esta noche,


sin saber si me escucha

le canto al oído

como antes

Una mañana muy tempranico

salí del pueblo con mi autico

y como la aurora venía


yo la recibía

cantando como un pajarico

y yo sentía la euforia

de ese amanecer bienvenido

en un perdido camino de tierra

de pueblo, en un auto

pequeño como era el nuestra

con una genuina alegría

como la del pajarico

y ni pensaba en las espigadoras

en los campos de castilla

quejándose

esta mañana muy tempranito

Sali del pueblo con el hatico

Y como entonces la aurora venía

Yo la recibía

Cantando como un pajarito



Piedad


Alza Rosa

el cuerpo tieso, hay temblor

solamente en las manos y los ojos

vueltos hacia el techo blancos

ella sostiene en sus brazos

ese frágil e inconmensurable peso


ya falta poco


¿Apagamos la luz, mejor?

Apaga la luz Marilu

apagá la luz

que ya no puedo dormir

con tanta luz


Los borrachos

en el cementerio

juegan al mus.



Afuera hay una serenata

y todos cantan nosotras no

esperamos


recién

se hizo de noche



se viene

como un pájaro



la aurora


no nos encontrará ya


en ese sitio.

6 comentarios:

Eva dijo...

Bello y terrible poema, lo leo ahora más tranquila pero todavía me resuena tu voz de ayer cantándolo.

Marcelo Díaz dijo...

hermoso, Ana, verdaderamente

Patricia dijo...

Hermoso y enormemente conmovedor, Ana. Nos hiciste emocionar a todos lo que estábamos escuchándote, pero especialmente a los que entendimos a qué aludían tus palabras. Y los fragmentos que cantaste fueron un regalo inesperado para nuestros oídos. Gracias una vez más, amiga!

mario ortiz dijo...

ana: lo leo y estoy profundamente emocionado.
Y no. La luz no se apaga, aunque los ojos se pongan en blanco. La luz está aquí, en este poema.

Ana Miravalles dijo...

Gracias, gracias

Anónimo dijo...

Mucho más emocionante y terrible sería oirlo de los labios de la autora y con otras palabras.

Un escrito puede ser conmovedor y no por eso un poema.
Por ejemplo:
Hoy
ha nacido
mi hijo
O puede ser terrible:
Hoy ha muerto
mi hijo

Ser emocionante o terrible, ingenioso o liberador de prejuicios no es la vocación de un poema. Conmover en ninguna de sus fomas debería ser la vocación de un poema.
Si es conmovedor, un verdadero poema lo es por añadidura.

Esto aqui transcripto es un despliegue vertical de palabras. Si esta escrito de este modo y lo denominan "poema" es debido a las licencias que las autoridades de principios del siglo pasado le han dado a la escritura.