Mientras espera que lo atiendan por teléfono, mi papá garrapatea palabras en un anotador.
Esto debe ser mas o menos de 1980, o 1981.
Se tiene que ocupar de cosas muy muy serias pero, mientras espera -tal vez - que lo atiendan, juega.
Esas letras empiezan a salir solas apenas tiene el lápiz o la lapicera entre sus dedos: mayúsculas llenas de rulos y ondas, y aes reclinadas con elegancia, y eses finales que parecen no terminar nunca y siguen flotando como un susurro largo y delgado que se enrolla, y tes y efes altas, altas, que cubran, que sostengan.
A mí también me hizo aprender caligrafía, con unas hojas con cuadriculado en 45º y un cuadernillo en el que había un texto de Sarmiento, con el que aprendí -tendría diez años- palabras como campestre, ocaso, majadas, redil, hendían...
Y no había uno sino varias decenas del mismo cuadernillo (c'est pourquoi tengo varios todavía en blanco, como para seguir practicando, je je).
Sarmiento, pitufos, escenas campestres, tiempos primitivos, papanatas, el mundo, papanetas, un estanciero papanitas, ocupaciones papanotas, rezar papanutas, al ocaso papanetas, las majadas papanitas al redil hendían papanutas al aire con papanetas balidos, el dueño pitufo, hombre de perfidia, papanetas, papanatas, y así es como que, haciendo caligrafía, copiando cientos de veces estas cuatro líneas de Sarmiento, y declinando la palabra pitufos al teléfono, algún día pueda llegar a ser una gran poeta.
1 comentario:
Buenisimo! me encantó!
Publicar un comentario