Fui ayer al consultorio de una dentista que tenía que hacerme un tratamiento de conducto.
Trató ella de calmar mi mal disimulada ansiedad, mientras acomodaba la altura del sillón y esa especie de servilleta babero por mi cuello diciéndome:
- No tengas miedo, qué te voy a hacer, yo, yo contra vos no tengo nada, no como esa dentista, en Polonia... el ex novio -que la habia dejado por otra- tuvo un repentino e intenso dolor de muela y ella, cuando lo tuvo sentado ahí en su sillón, y anestesiado, no pudo resistir la tentación y le sacó todos los dientes... Después el tipo lloraba: - ¡¡¡mi novia nueva ahora sin dientes no me quiere!!!
Reconfortada por la tierna anécdota, abrí la boca esperando que esta buena mujer se digne al menos mirar la muela que tenía que arreglar pero en cambio ella estaba ya insertando el tubo de anestesia en la jeringa.
- De este lado, aclaré por las dudas.
Pincha, clava, inyecta, me dice - hay que esperar un buen rato, ahora, hasta que agarre, y silencio, mientras yo me quedo mirando encandilada el foco sobre mi cabeza. A los pocos minutos escucho el tiquetío del un teclado. Me doy vuelta y la veo sentada un poco más atrás de mi sillón, chateando desaforada a dos pantallas.
Pregunto algo, tanto por conversar de algo, y se me viene otro pinchazo de anestesia, para que agarre bien.
Ahora no chatea; por el rabillo del ojo veo que está en youtube, mirando videos.
"La lima salió "feíta" de uno de tus conductos. La semana que viene, te espero, de nuevo, así seguimos."
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