7 de octubre de 2014

Meditación sobre los variados modos de comunicación entre las personas, cómo se interpelan unas a otras, en base a qué códigos se vuelven posibles las conversaciones.

Un flyer que llevó horas diseñar a mi artista contemporaneo favorito aparece compartido en el muro de una persona (es una persona poderosa) con el texto que la acompañaba, copiado y pegado encima, por sobre las figuras. Ninguna mala voluntad, al contrario: evidentemente la cosa habra parecido tan interesante como para merecer no solamente un mecánico "compartir" sino el minucioso trabajo de descargar la foto, abrir fotoshop, copiar el texto, pegarlo, generar una nueva imagen y finalmente publicarla como propia.

Salto, a los gritos (y todavía agradezco haber borrado a tiempo: "Fulanito: me hiciste mierda el flyer!!!"):
- Fulanito, qué le pasó al
flyer de la charla? cómo es que aparece en tu muro con el texto pegado así sobre la imagen?

(pasan algunos minutos y agrego):

- te pregunto porque los diseñadores suelen ser susceptibles.

- Ok.

- No pasa nada, no es nada grave, pero bueno, uno se esmera en que las cosas queden de una determinada manera...

(pasa otro rato, empiezo a pensar en todos los que adulan todo el tiempo a esta persona, y yo siempre dando la nota, y encima pasa el rato y no me contesta nada, y entonces yo -que era la que estaba enojada en un principio, la que esperaba que le pidan disculpas a ella- escribo:

- Disculpame que haya saltado así, tal vez le doy demasiada importancia a ciertos detalles que por ahi no vale la pena... Bueno, hasta cualquier momento, y gracias por estar siempre, presente en todo! Un beso, Ana

- Ok.

Fin de la conversación

(Conste que "fin de la conversacion" lo agrega facebook, por las suyas). Y conste también que el agradecimiento final mio es sincero. Por eso me proponía meditar sobre la incomunicación, porque no se trata aca de mala voluntad de ninguno de los dos interlocutores sino de la dificultad de establcer un código común (común, digo, es decir fruto de la negociacion que toda comunicación genera al momento de interrelacionarse dos personas, y no la pasiva aceptacion por parte de uno de los interlocutores de todos los malosentendidos que pueden surgir).

Justo hoy sostuve en dos momentos diferentes del día conversaciones con otros tantos amigos, provenientes cada uno de ellos de mundos y experiencias completamente diferentes. (aquí correspondería ponerse a pensar inmediatamente -a pesar de esa distancia inicial- qué tienen en común: en primer lugar, a mí como amiga, como interlocutora; la edad; una cierta sensibilidad a pesar de que los temas eran completamente diferentes (lo eran, realmente? no habrás estado -como el Kublai Kan de Calvino- hablando todo el tiempo de lo mismo, con ambos?); un cierto modo de apasionarse por lo que hacen, y tal vez encuentre más.)


Seguiré meditando...

Fue una hermosa tarde de calor, de biblioteca intensa (una hora y media en la hemeroteca, preciosas fotos), de paseo y bocaditos de chocolate.


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