20 de abril de 2009

Conversaciones

Marcelo

- “En cada uno
de los 72 millones
de átomos que forman
este grano de azúcar
hay un espacio
como el que separa
a la tierra del sol;
los cálculos lo demuestran:
apretando
podría llegar a caber
toda la humanidad
en un dedal.
Sí,
toda la materia
está llena de vacío”.


Néstor:

- “Líquido
por la canaleta
viene el hierro,
agua, es agua,
mil y pico de grados, cae
dentro de la cuchara
mil kilos
si toca el suelo explota
en pedazos,
como una bomba,
hierro líquido
para todos lados
como una bomba
al tocar el suelo
se
so
li
di
fica
de golpe,
incandescente,
en esquirlas.
Cuando la cuchara pasa
arriba de mi cabeza
pienso
si algún día
se corta
un cable de acero
o algo
no quedamos
ninguno
acá."

Enrique


- “ for
jar
te,
esa era la palabra,
había que forjarlo
al que entraba
a la escuela.
En la pileta de natación
la bala,
de bronce
la depositaban
en el fondo
tenías que sumergirte,
agarrarla,
empezar a patear,
once
o doce kilos
sin poder
ayudarte con los brazos,
sacarla a flote
y ponerla
sobre el borde de la pileta.
O te llevaban
a la parte honda
‘empezá a flotar,
no a nadar,
flotar
nada más’
y enseguida:
‘saque,
levante un brazo,
los dos pies,
ahora levante
los dos brazos’,
¿entonces?
sacabas la nariz
y respirabas
así como podías.
Y en el trampolín,
ni hablemos,
nos hemos dado
ahí,
cada golpe
que mama mía...”

Catalina

- “No,
no creo que pueda
borrar el estruendo
que salpicaba
la excitación
de este hombre al contar
cómo sobrevolaron
la plaza que ni se dio
cuenta de cuántos cayeron
ni tampoco
borrar el olor
del asfalto pegoteado
en sus suelas
ni el ruido
en Córdoba de las máquinas
camineras
o el estremecimiento,
de nuevo,
al dar vuelta
la tierra del campo
penetrándola con la punta
plateada del avión ese
que al final se compró
para ver
desde arriba
los potreros inmensos
como plazas
llenas de cabezas
negras de vacas
estallando de leche.

No,
no creo que pueda
sacarme de encima
tan pronto,
todo ese lastre,
toda esa
humedad.”


José Luis

- “A veces el sello
no se marca bien
en el tarjebus,
con la helada
o la humedad
a la mañana;
antes de arrancar el cole,
al principio,
con un secador de pelo
le daban a la maquinita,
ahora, nosotros,
con las manos así,
como un embudo
soplando
le tenemos que hacer
para que ande.”


Guillermo

- “’Corte y confección, parece’ -
dice, mientras estira
las dos hebras de hilo
y me anuda
la piel anestesiada.

Yo le hablo de cuchillos y bisturíes,
y él responde : - ‘a mí
suturar
es lo que más me gusta;
y cuando es
cirugía mayor
traigo mi propio porta-agujas.

Si me voy de vacaciones,
a la semana,
ya empiezo con las manos,
que no sé qué hacer
y entonces me pongo
a hacer boludeces,
castillos, por ejemplo,
con arena
con barro
o lo que sea’ ”.


Rosana

- “Treinta y siete vestiditos traje
hechos por mi abuela
cuando vine de Italia
y mi mamá también. Aquí
me mandó a aprender
a bordar a máquina
me compraba
cosas para bordar
me sentaba
dos horas por día, eso
tenía que aprender yo.

Y en la Lanera arreglaba
las telas que salen
del telar con fallas
con una aguja
de acuerdo
a la trama,
la tela
la vas tirando,
una persona
marca
qué tipo de falla
por ejemplo,
un hilo más grueso,
tenés que cambiarlo
todo, a veces,
de punta a punta,
sesenta metros.
...
Aprendí a coser cuando tenía
los chicos chicos
con pedazos buenos les hacía
pantaloncitos,
enteritos
con una revista,
con los moldes pero,
porque,
por necesidad,
viste,
aprendés a coser,
no porque mi mamá me mandara
o porque a mí me gustaba,
porque no ....
los chicos me dan
las medias, ahora,
las miro,
las dejo,
las pongo en una bolsita
para que no se me pierdan

Un día digo: - ‘bueno,
hoy agarro la aguja’;
me siento
y llueve,
es matemático.”

María

- “Ya ni me acuerdo
cómo conocí a Rodolfo:
te digo una cosa,
que el próximo golpe
no me acuerdo
que me llamo María,
si tengo golpes encima,
estoy
toda remendada
por todos lados
como pantalón de linyera,
tuve un accidente me sacaron
todas las muelas
y al año y medio
me mordió un perro, mirá,
tengo
doce puntos en este
brazo seis acá
y acá casi
me sacan el estómago
...

y la vez pasada me caí,
pero gracias a Dios,
recién lavé las tazas
este brazo
lo tuve enyesado, esta mano
no la puedo mover, pero
no se me caen los anillos;
cuando tuve el accidente
el anillo,
no se me cayó, me lo sacaron
cuando me operaron; lo que sí
me rompieron los aros, el reloj,
todo,
un desastre,
los lentes,
los dientes...
La hija el otro día me dice:
‘en el Pami te ponen... ’, no,
dejame de dientes, nena ...
Mejor me voy
a fumar un cigarro”.

Rosana

- “Yo temblaba, ahí
sobre la camilla

- ‘por qué
por qué estás así?’ - preguntaba
el camillero – ‘si ya
tuviste como cuatro partos,
esto, al final, es
si querés,
mucho más fácil’
decía, - ‘no sentís
nada, mañana
es como si nunca
te hubiera pasado nada’."

Profesora de canto

- “De aire,
hay que hacer un colchón
de aire en los pulmones
hay que darle
dirección compactarlo
mandarlo
todo
para adelante
que salga.

Ese es
en definitiva el único

material que tenemos”.

1 comentario:

Eva dijo...

Qué bueno que esté publicando estos poemas!!!
Espero las próximas entregas ;-)