28 de junio de 2009

La Peste

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"A ese año funesto a causa de tantos crímenes, los dioses lo hicieron memorable, además, por la catástrofe y la enfermedad. La Campania fue devastada por un tornado que destruyó totalmente poblados, bosques y cosechas, y cuya violencia llegó hasta muy cerca de Roma. Allí personas de toda clase y condición se veían afectadas por la virulencia de la epidemia, a pesar de que no había ninguna causa natural a la vista. Pero las casas se llenaron de muertos, las calles de cortejos fúnebres, nadie quedó fuera de peligro."

Tácito, Annales 16. 13. 1-2. (la traduccion es mía)
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- La enfermedad está en los corazones, me decía hoy Marisa, mientras esperábamos para votar. Yo que soy sanitarista te lo digo. Todavía va a morir mucha gente.

- ¿Como un castigo? - le pregunté yo, recordando no solo este pasaje de Tacito sino también de los relatos de pestes de Tucídides (2. 47-51) y Lucrecio (RN, 6.1090-1285)

- No; es por la ausencia del Estado que no informa con claridad como prevenir y tratar la enfermedad, y que además oculta la información y la manipula; por el miedo o la indiferencia de quienes saben qué hay que hacer para reclamar y exigir que las cosas cambien y no lo hacen; y por la mezquindad y reticencia de quienes podrían hacer o decir algo positivo por los demás y no lo hacen.
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