23 de noviembre de 2009

Egipto, según la golondrina del Príncipe Feliz (Oscar Wilde)



El Nilo. Las flores de loto. La tumba del Faraón. El sarcófago ricamente pintado, y el cuerpo del rey embalsamado con lino y especias. Las joyas alrededor de su cuello.

La segunda catarata. Los colosos de Memnón sentados en sus enormes tronos de granito, que lanzan su grito de alegría cuando brilla la estrella de la mañana.

El sol entre las palmeras y los cocodrilos en el barro. El nido que construyen las golondrinas en el templo de Heliópolis. Las joyas de Egipto.

Los ibis rojos; la Esfinge, tan vieja como el mundo, que vive en el desierto y lo sabe todo; los mercaderes que caminan junto a sus camellos y llevan en sus manos cuentas de ámbar;  y una gran serpiente verde que duerme en una palmera y a la que veinte sacerdotes alimentan con tortas de miel, y los pigmeos que navegan por el lago...

Cuando el Príncipe queda ciego, la golondrina se queda con él, sobre su hombro, y le cuenta historias maravillosas sobre lo que ha visto en esas tierras extrañas. Pero el Príncipe le pide, en cambio, que sobrevuele la ciudad y le cuente lo que ve a  su alrededor, y que lleve a quienes las necesiten, las laminitas de oro que cubren su egregio cuerpo de estatua dorada.



De este cuento, entre otros, desde mi infancia surge ese deseo incontenible de tiempos, lugares e historias remotos y exóticos.  Podría afirmar, con franco pero recóndito regocijo, que a lo largo de los años ha quedado ampliamente satisfecho.
¿Y ahora? ¿En qué momento cambié de itinerario?
¿A quién le cuento lo que veo, y escucho, rondando por estas calles?


La imagen de los colosos de Memnon está tomada de acá 
La paráfrasis del texto de El Príncipe Feliz de Oscar Wilde está hecha en base al texto en inglés que encontré en este sitio

3 comentarios:

Marina Yuszczuk dijo...

A nosotros! Porque nos encanta!

Marina Yuszczuk dijo...

La intensidad de la mirada nunca es proporcional a la importancia o supuesta importancia de lo que se mira. Tengo un amigo que viajó por muchos lugares y cuando volvió de Europa dijo que no era gran cosa y podía encontrar un lugar parecido a cada lugar que había visitado en Argentina (?). ¿Qué querrá decir "parecido"?

Ana Miravalles dijo...

y... uno podría pensar que es ese deseo de exotismo lo que excita al ojo no para sentir que es todo diferente, especial, extraño. Ese ojo excitado es el que encuentra importantes, diferentes hasta los lugares más cercanos, cotidianos.