2 de enero de 2010

Puerta con llamador (Ianua)

La primera entrada de 2010, con una puerta: Ianua, en latín,  puerta, y Ianus, también dios bifronte de salidas y entradas, y que le da nombre al primer mes, el que abre January, Janvier, Gennaio, Enero.




Casi no se ve (como sucede con muchas de las puertas con llamador que hay en el barrio), en este caso porque quedó oculta entre los ladrillos sin revocar, las plantas que siguen proliferando desde hace cien años en ese jardín, y los ladrillos huecos con los que rellenaron el viejo alero de chapa sostenido por columnitas de hierro labrado, que veía, hasta el año pasado, cada vez que pasaba por ahí cuando iba a ver a mi papá.

A pesar de los timbres, porteros electricos, y campanillas electrónicas, todavía hay aldabas y llamadores de bronce en muchas puertas.

Preguntarse si funcionan todavía es ocioso: no necesitan electricidad ni ningún otro dispositivo para cumplir su cometido, y la altura de las paredes, la amplitud de los ambientes y la pinotea del suelo aseguran una resonancia inconfundible.

La pregunta en todo caso, es: los actuales moradores de esas casas ¿tendrán el oido lo suficientemente agudo como para escucharlos y responder a esos llamados?

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