14 de enero de 2010

Uvas verdes





Además de tomar cerveza, en verano, con el tío Abramo, debajo de su parra, nos comíamos las primeras uvas, apenas negras, ácidas, escalofriantes.

Ahora ya casi no quedan parrales en los patios, porque quedan pocos patios (en el centro), porque las hojas de las parras se caen todas al suelo en el otoño, y porque ya nadie considera seriamente  la posibilidad de juntar las uvas y hacer en casa unos cuantos litros de vino.
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4 comentarios:

Eva dijo...

¡Qué hermoso texto! ¡Qué hermosa foto! Yo tengo el privilegio de tener una tía que tiene en su casa un parral hermoso, que este año, con la sequía, tiene unos racimos tan enormes como el de esa foto (aunque las uvas aún no empezaron a cambiar de color). Nosotros no sabemos hacer vino, pero hay uvas y dulce para toda la familia :)
Además, el frescor de la sombra de una parra es una de las tantas cosas bellas del verano.

Marina Yuszczuk dijo...

Mi abuela hacía vino patero. Se subía a la parra para cortar las uvas, después las ponía en un fuentón de chapa que le llegaba hasta las rodillas, se paraba adentro y las pisaba. Lo guardaba en el sótano y dicen que era muy dulce, pero yo nunca llegué a probarlo porque en esa época era chica y no tomaba vino. La parra ya hace muchos años que no está.

Ana Miravalles dijo...

La foto es del parral de la casa de mis padres, cuidado primorosamente por mi madre que cada año poda, limpia, depura, espanta alimañas tentadas por la fruta dulce...Probablemente las uvas que no nos comamos así, también se conviertan en dulce. Cuando me comí las uvas verdes pensé en MI tío, pero ahora me doy cuenta que cuando saqué la foto lo que vino a mi mente probablemente, fue el racimo gigante de TU tía!

Ana Miravalles dijo...

Mar, la imagen de tu abuela cortando racimos, pisando las uvas y bajando al sotano a buscar su vino dulce me impresiona, me fascina.

Esas uvas de la foto tal vez terminen siendo un zumo (que no sé si llega a ser vino) que habrán de tomar en pascua en la iglesia evangélica a la que pertenecen dos de las enfermeras que cuidan a mi padre.