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Acaríciame, amor,
pero como el sol
que toca la dulce frente de la luna.
No vengas vos también a molestarme
con esas tontas preguntas
sobre las huellas de lo divino:
Dios va a llegar al alba
si estoy yo en ese momento
entre tus brazos.
Otros poemas de Alda Merini, acá
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2 comentarios:
Belo.
M.A, gracias por tu visita.
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