27 de marzo de 2011

Masque




Esta cara está en Las Heras 257.

Quienes conocen Bahía Blanca saben dónde está, aunque nunca la hayan visto.
La expresión ambigua, desconcertante de esta carita me produjo en ese momento un extraño desasosiego. Pero a esa hora , cuando saqué las fotos, la espera aún no era incierta, e ignorábamos lo que, muy cerca de ahí y en muy pocas horas, estaba a punto de ocurrir.

24 de marzo de 2011

Conversación sobre panqueques

Cómo hacer la masa, cómo darlo vuelta, con qué rellenarlo.

Teníamos tantos otros temas para hablar, Elisa y yo, Natalia y yo
Pero, voilà, fue ahi, hablando de panqueques, que con la una y otra, nos encontramos.


A Elisa no le gustaba cocinar y si lo hacía era por obligación. Admiraba a las buenas cocineras, pero para ella era casi un orgullo no saber hacer una torta sin receta. Sabía hacer cosas ricas (ñoquis caseros, guiso de mondongo, bacalao a la española) pero ya hacía un montón de años que saboreábamos solo el recuerdo de las pocas veces que había preparado esos platos. Tenía todos los utensilios e implementos de cocina que toda buena ama de casa debía tener, pero últimamente lo único que usaba era el horno microondas.
Y sin embargo uno de los más agradables puntos de encuentro y de conversación con ella en estos últimos años fueron las recetas, las fotos y los convites de un espléndido blog de cocina, el de Artemisia Comina.
Ella igual no cocinó nada.
Yo probé algunas recetas, inventé otras, hice experimentos, la llamé varias veces para preguntarle por improbables posibles variaantes, y nos divertimos juntas con eso, lo que no es poco.

11 de marzo de 2011

Una mañana muy tempranico

Cuando era chica, mi papa me cantaba:

Una mañana muy tempranico
salí del pueblo con mi autico
y como la aurora venía 
yo la recibía
cantando como un pajarico.

Me imaginaba a alguien que muy temprano salía con su auto, y contemplaba feliz el amanecer.
Cuando me interesó saber de dónde había salido esa canción, qué era, él ya no podía decirme nada en concreto.
Recién acabo de recibir esto:



Las Espigadoras, de la Zarzuela "La Rosa del Azafrán", de Jacinto Guerrero, estrenada en Madrid el 14 de marzo de 1930. Encuentro también que es parte de la música tradicional de Castilla-La Mancha, como mi abuelo Miravalles, aunque él hacía ya veinte años por lo menos que andaba dando vueltas por la Argentina. Lo más probable es que, como todos acá, él y mi papá la hayan escuchado por radio. La letra dice así:


Esta mañana muy tempranico
salí del pueblo con mi hatico
Y como entonces la aurora venía
yo la recibía cantando como un pajarico. 

Por los carriles de los rastrojos
soy la hormiguita de los despojos
y como tiene muy buenos ojos
espigo a veces de los manojos.

¡Ay ay ay! qué trabajo nos manda el Señor
levantarse y volverse a agachar
todo el día a los aires y al sol.
¡ay ay ay! ten memoria de mí, segador
no arrebañes los copos de mies
que detrás de las hoces voy yo.


La espigadora con su esportilla
hace la sombra de la cuadrilla
sufre espigando tras los segadores
los mismos sudores
del hombre que siega y que trilla
la espigadora con su esportilla

En cuanto suenan las caracolas
por esos trigos van ellas solas
y se engalanan con amapolas
con abalorios y agueripolas .






Qué sabía yo que esa era la letra. Nosotras, con Nina, hicimos nuestra propia versión diciendo:


Una mañana muy tempranaco
salí del pueblo con mi autaco
y como la aurora venía yo la recibía
cantando como un pajarraco

6 de marzo de 2011

Carita sonriente


Fitz Roy 357

Ellos se juntan

Cuando terminó de armar el ropero recién restaurado en la habitación de Nina, Cristian Jungblut bajó y mientras conversabamos, algunos libros de nuestra biblioteca llamaron su atención.

[esta es la reconstrucción libre de una conversación que duró el tiempo que se tarda en auto en ir desde mi casa hasta Villa Mitre casi Barrio Anchorena]

Yo: vienen de una biblioteca expósita, una biblioteca con ediciones de principios de siglo, novela, poesía, sociología, historia de la literatura, ofrecida en una mesita ratona, a quien quiera llevársela, los úlitmos relictos de una biblioteca que, sabemos, supo tener varios miles de volúmenes. Me traje lo más que pude.  Algunos de estos los compré en el mercado de pulgas, a 5 pesos, con el sello de la institución y todo.

El: lo mismo pasó en la escuela de alemán. Cuando la señora que durante años tuvo la llave de esos tres armarios de biblioteca se retiró, sacaron en cajas libros y libros, la mayor parte en letras góticas. Qué van a hacer con los demás? ¿Me los puedo llevar? Los iban a llevar a Braile, para hacer pasta de papel como hicieron con los que ya sacaron antes. Llevé varias cajas. Los tengo en mi casa.

Yo: Claro, como la biblioteca de la Fraternidad. Me llamaron para que fuera a buscar dos tomos de un manual de locomotoras y volví al museo con veinticinco cajas de libros - mueble incluido: toda la literatura anarquista de principios de siglo que se leía en White, novelas (Zolá, el más popular lejos), enciclopedias, filosofía, historia, ediciones, en su mayor parte, anteriores a 1950

El: un día me llamaron de la casa de una señora, en calle Alem, cerca del teatro municipal, que tenía muchísimos libros en alemán, libros de antes de la segunda guerra (mein kampf  en dos tomos) y no sabían qué hacer con ellos. Varios de esos libros me los llevé a mi casa.

Yo: esta conversación es muy graciosa parecemos dos pescadores, a ver quién le mata el punto al otro, quién salvó la mejor biblioteca. Yo te juro que es verdad todo lo que te conté.

El: y en Pigué en la casona frente al museo, estaban desocupando el depósito, que según parecía estaba lleno de basura y latas de pintura que los recolectores no habían podido llevarse porque la encargada no encontraba la llave. Cuando fui yo, por otros motivos, la mujer nos abrió la puerta: estaba ahí toda la biblioteca de un señor francés [me dijo el apellido, pero no lo recuerdo], ediciones de 1850, algunos perfectamente conservados, otros cuando los sacabas del paquete parecían guirnaldas. Los clasificamos con mi señora, según el estado en el que están y los tengo ahí en paquetes.

Yo: justamente este señor enfrente de mi casa tiene una enorme biblioteca y no sabe qué hacer con ella. ¿Qué se hace con esos libros? Este señor piensa que podría donarlos a una escuela, pero ¿qué niño consulta hoy El tesoro de la Juventud? ¿Cuántos ejemplares podemos llegar a juntar vos o yo en nuestras casas?

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En todos estos casos el objetivo de esas razzias fue "hacer espacio"
La mayor parte de los libros de esas bibliiotecas está destinada al fuego, o a convertirse en pasta para papel reciclado.

Espacios enmudecidos.
Ratas gorditas.
En mi casa circulan esporas y textos bastante extraños.

(los libros no había por qué eliminarlos. Googleo "hongos en libros antiguos" y esto es lo primero que aparece, oh casualidad)

4 de marzo de 2011

Bocado

Ël mastica despacio, y habla, como si conversara con alguien.
Una de las chicas, al oirlo, se acerca y llama en seguida a la ambulancia.

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"No pudimos hacerle los puntos, dice la doctora de guardia, porque no quedaba en la yema de ese dedo índice nada que suturar".

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Pa, ¿tenés hambre?