El final de la saga.
Las dos tías viejas vivieron más de 90 años, cada una, y consumidas en la soledad, víctimas de su propio veneno.
Tres mujeres -sobrina, nuera, sobrina política- lidiando con los cuerpos de ellas, sus propiedades, sus insidias, y sus sombras, durante tantos años.
Hasta sus lápidas en el cementerio pesaban.
Un día ya nadie pagó más.
Al osario.
Que dios las tenga en la gloria.
(Y yo necesitaba escuchar este final de la historia.
Ahora nosotros podemos seguir viviendo ligeros, y quizás, también, olvidarlas.)
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