26 de enero de 2013

El libro del año


En marzo de 2012 me compré este libro que fue, para mí, el libro del año. 
En primer lugar, porque fue el único libro de este porte que leí. (Otro de un porte análogo, escribí).
Los únicos momentos apropiados para concentrarme y leer algo que no estuviera estrictamente vinculado al trabajo los podía encontrar en la cama, generalmente pasada la medianoche, hasta que me quedaba profundamente dormida. Muchas veces tenía que remontarme una dos páginas previas a la que indicaba mi señalador para poder retomar el hilo de la argumentación y seguir leyendo.

Subrayé muchisimos datos, hice gran cantidad de anotaciones, es más, creo que de algún modo terminé  confeccionando eso que los libros de edición argentina no suelen tener  y que es muy útil, que es un índice de nombres.

Silvestri se hubiera merecido un editor profesional, de calidad, y no este sello Edhasa, que mandó a la imprenta un texto lleno de erratas, pequeños lapsus sintácticos, palabras italianas sistemáticamente mal escritas, y párrafos que muestran que el original probablemente estuvo escrito en inglés y que fue traducidos con apuro.

Porque este libro es realmente FORMIDABLE, no solamente por la envergadura de la investigación sino sobre todo por el enfoque con que revisa la historia de la ocupación del territorio argentino y la imaginación (de origen literario) que sobre esos paisajes configura absolutamente toda nuestra percepción del "paisaje".

Varias veces me tenté de dejarlo, de leer entre tanto otras cosas. Pero no, acá estoy, en Pehuen-Có, releyéndolo de nuevo, asombrándome de cosas que se ve que medio dormida me saltée, o a las que no presté suficiente atención cuando lo leí.

Y no dejo de felicitarme una y otra vez por haberlo traído conmigo.

21 de enero de 2013

Programa de verano

Un lugar de mar, al que vengo desde que nací.
Hace poco tiempo me regalaron una copia del acta de fundación de esta villa.

Todavía no la leí,sólo sé por ahora  que en mi infancia este lugar era aún bastante nuevo (y tengo solo 47), y los amigos que en esa época nos invitaban eran hijos de uno de los "fundadores".

Pero ahora  que , después de un año de intensa lectura, logré terminar el libro de Graciela Silvestri, El lugar común, Edhasa, Bs As, 2011, creo que tengo la motivación - y un par de ideas inspiradoras e interesantes suficientes como para volver a mirar de nuevo toda la serie de casas (las casas "típicas" de este lugar) que fotografié el año pasado.

Estos lugares con un cierto pasado son para mi los mas confortables, 

14 de enero de 2013

Valla



Nuestro paseo de domingo nos llevó hoy hasta lo alto de la loma en Villa Cerrito, a la plaza desde donde se puede ver toda, toda la ciudad: el casco céntrico, a la derecha con sus altos edificios, a la izquierda sobre la línea del horizonte las chimeneas borrosas -era una tarde nublada- del polo petroquímico y los elevadores de cereal del puerto, y entre medio los innumerables techos de innumerables casas de barrios y más barrios; la torre cercana del Hospital Penna; y árboles, muchos más arboles de lo que uno supondría en este borde áspero del mundo.

La vista panorámica -tópico evangélico- pareciera otorgarle a uno, a quien mira, un cierto poder. Pero era doloroso hoy poseer esta ciudad en nuestros ojos porque en línea recta y perpendicular a la costa, varias cuadras más abajo, una valla entre medio de una de esas arboledas fue erguida ayer violentamente en un barrio social aun sin terminar con personas  adentro, y cortada el agua y la luz y la entrada; y una enorme ciudad a su derecha, blanca, ajena, con tanta gente juzgando miserablemente, y otra tanta callando.

Esta foto fue tomada ayer al mediodía, ahí en Villa Delfina:


Foto: FM de la Calle

Es impresionante, y terrible, conmovedora. En la larga serie de comentarios que la acompañan en Facebook hay variadas conjeturas sobre la madre, el padre, el bebé: que si lo usan de escudo al nene, que por qué no está con la madre, que qué hace el padre ahi en lugar de estar trabajando; incluso hay alguno que sugiere que están posando, estas personas, para el fotógrafo. Copio este comentario de Noelia Sollivan (alguien que parece que conoce a estas personas): "eso fue antes de que permitieran ingresar cosas, cuando nos habian cortado el agua y la luz, el bebe ese no tenia pañales y ropa, la mamá fue a buscar cosas y cuando quiso entrar no dejaban; no usa a su hijo el papa trabaja no hablen si no saben todo el mundo opina sin saber".

13 de enero de 2013

Otra cara en calle Saavedra al 500


Otra carita en el frente de una casa en Saavedra 570.
Es muy pequeña, casi no se ve sobre el par de altas ventanas.

Seguramente, como corresponde a este tipo de construcciones pareadas, también la casa de la derecha -simétrica, como puede observarse - debe haber tenido sus flores, sus hojas de laurel, sus rosas, su escudo estilizado, sus dos enormes ventanas, y por supuesto la carita.

En algún momento estos elementos ornamentales perdieron absolutamente su valor y su prestigio, en esta ciudad, y muchísimas construcciones se beneficiaron de una simplificación cuyas terminaciones fueron  parches de ladrillo y cemento, cortinas de enrollar, puertas metálicas.

Tengo la impresión de que recién ahora este tipo de edificación vuelve a ser objeto de interés. Y especialmente estos rostros. Enhorabuena.

No para conservar los edificios por sí mismos. Una cosa sabemos con total certeza: esas casas son absolutamente inhabitables a causa de la altura de los techos, la estrechez de las ventanas, la humedad nunca resuelta, y la falta (o precariedad) de baños, incluso -no olvidemos que estas casas tienen cien años, por lo menos. Y muchas veces esas molduras están tan deterioradas que se vuelven peligrosas.

Antes de que desaparezcan me encantaría saber más sobre ellas y sobre quienes las hacían, y quienes encargaban la construcción de esas casas.



Se ve que el mismo molde fue usado más de una vez, dos por lo menos, una en Ing. White, en Guillermo Torres al 3700, y otra en la calle 25 de mayo entre Brown y Chiclana. La de White está datada, 1904. Podemos suponer que estas otras, entonces son de esos mismos años (y tal vez del mismo escultor).

10 de enero de 2013

Grupa

Se ve que soy muy pesada, con dificultades para ver el verdadero "cómo son las cosas".
Permanezco aferrada al suelo, a mis cosas pequeñas, a mis pequeños mundos, anclada -pareciera- a mis infinitos momentos de placer y recogimiento, mientras algunos amigos de otras épocas  - no todos: los más inteligentes, y también los más astutos, los más pragmáticos - han sabido encaramarse con ligereza a la vertiginosa grupa de la política, habiendo hecho pie, al inicio, justamente, en algunos de esos pequeños y maravillosos mundos, pero dejándolos ahora lejos, muy lejos, moviéndose con destreza donde -parece- , está realmente "la verdad de las cosas", mirando hacia arriba, arriba, arriba...
Yo, se ve que padezco alguna incapacidad grave. Ellos ganan sueldos, posiciones, prestigio y poder. Yo sigo aferrada a la tierra: a la conversación atenta, a la bebida que se comparte, a la palabra que no se traiciona,  a lo que pienso y creo, y también, a los versos suaves, a las ráfagas del viento al anochecer, a la rápida ondulación de la espuma de una ola escurriéndose por entre los dedos de mis pies.

6 de enero de 2013

Belle Époque contadina


(Publiqué este post por primera vez  en mayo de 2010, agregué la traducción en octubre de 2010; y el 4 de septiembre de 2011, cuando di en la Dante Alighieri la conferencia: La lingua del Giretti: idioma inmigración y trabajo en Bahia Blanca a principios de siglo XX , la Serenata Rimpianto fue interpretaeda por Waldo Graf, Hernan Rolls y Luz Gorjón. Hoy Beppino, Sansoni me acaba de contar que (su abuelo, mi bisabuelo), el padre de Emma fue uno de los primeros de su pueblo en poseer un aparto de radio. Voilà!)


Enrico Toselli, florentino, compuso la Serenata -su obra más famosa- cuando tenía diecisiete años, en 1900 y se hizo muy conocida inmediatamente, al ser cantada y grabada por cantantes como Beniamino Gigli y Caruso. Entre 1897 y 1907 hizo más de cincuenta presentaciones no solamente en Italia sino también en Inglaterra, Estados Unidos y Egipto, y compuso una gran cantidad de piezas musicales. En 1907 se casó con la princesa;Luisa de Hasburgo-Lorena, una mujer veintitrés años mayor que él, que dejó justamente por él a su noble marido pero que, a causa del escándalo, le arruinó para siempre la carrera musical. Al final la princesa lo dejó, él compuso todavía algo más, llegó incluso a casarse de nuevo, pero murió casi olvidado en 1926.

Olvidado él, pero no su Serenata.

Emma Battaia, mi abuela, llega a Bahía Blanca en enero de 1927, a los veinte años.
Mientras trabaja canta: el Va pensiero, La Pulpera de Santa Lucía, y la Serenata de Toselli, me cuenta mi madre, la serenata de Toselli, música que conocían y cantaban todos, en esos años. Ahora me acabo de enterar que el padre de Emma, Luigi Battaia fue uno de los primeros en su pueblo en poseer un aparato de radio en ese pueblo de montaña, allá, en las montañas del Trentino, en el norte de Italia

Esto trajo también: esa música de moda, esas historias de amor escandalosas, ese italiano pretensiosamente poético y refinado de la letra de la Serenata.


Beniamino Gigli canta la Serenata Toselli




Come un sogno d'or
scolpito è nel core
Il ricordo ancor' di quell'amor
che non esiste più
 
Fu la sua vision
qual dolce sorriso
che più lieta fa,
col suo brillar, la nostra gioventù
 
Ma fu molto breve in me
la dolcezza di quel ben svani
quel bel sogno d'or
lasciando in me il dolor.
 
Cupo è l'avvenir sempre più tristi
i di la gioventù passata
sarà rimpianto
mi resta sol
sì rimpianto amaro e duol' nel cor!
 
Oh raggio di sole
Sul mio cammino ahimè non brilli più
Mai più, mai più



Como un sueño de oro
está grabado en el corazón
el recuerdo de aquel amor
que ya no existe más

Esa visión fue
como una dulce sonrisa
que hace más feliz
con su brillo nuestra juventud 

Pero fue muy breve en mí
la dulzura de esa felicidad, desapareció 
ese hermoso sueño de oro
dejando en mí el dolor.

Oscuro es el futuro siempre más tristes
los días, la juventud pasada
lamento,
solo me queda tanto
lamento amargo y dolor en el corazón 

Oh rayo de sol
en mi camino ya no brillas más
nunca más, nunca más.


(

3 de enero de 2013

La infancia y la muerte

Acabo de compartir este artículo en Facebook No hay infancia sin secretos, ¿Por qué a muchos chicos se les ocurre jugar con la temática de la muerte?, publicado hoy en Pagina 12. Con justa razón, probablemente la mayor parte de mis contactos piense que esto me interesa porque es verdad, muchas veces Nina (5 años) juega exactamente a eso, pregunta, hace comentarios.

Pero no es solamente por eso que me interesó y me impactó ese texto.

La muerte era eso -cuando era chica- que no se podía decir "ni en chiste". No se podía hablar de ella, ni siquiera jugando. Sin embargo una de las pocas cicatrices que aún tengo en mi cuerpo es de un corte que me hice, a los tres años, con un pedazo de vidrio roto en el cementerio, correteando por entre desparejos y llenos de maleza senderitos mientras mi mamá cambiaba -como puntutalmente hacía una vez por semana, y siempre con nosotras- las flores en la tumba de su madre, fallecida exactamente quince días antes de que yo naciera.

A veces no se podía llegar con el auto, y entones mientras caminábamos, íbamos leyendo juntas las lápidas, calculábamos cuántos años tenía la persona fallecida, qué joven, qué viejo, pobre, pobres los hijos, pobre la madre,  pobres los padres, qué tristeza, qué trágico, a nosotros no nos va a pasar así, ¿y qué pasa con los cuerpos que están ahí adentro?, hay que volver a la tierra. Sin embargo, en sus palabras, los cuerpos, a pesar del paso de los años permanecían en un proceso de corrupción y liquefacción constante, muertos cuya muerte no llegaba nunca a ser definitiva y completa, cuerpos con una cierta vida aún presente que parecía querer seducirnos y de la que huíamos verbalmente todo el tiempo, declarándonos inmunes a ella, ajenas a ese poder que justamente por impronunciado e innombrado se volvía incomensurable y aterrador.

He llorado más intensamente la muerte de mi madre durante mi infancia (previéndola, vivivenciándola, apropiándome de un terror que no era mío sino ajeno  -de ella-, un terror que no podía ser elaborado más que a través de la oculta fantasía y el inexplicado llanto), que ahora, que falleció efectivamente.

Vaya a saber cuál fue la causa de esa imposibilidad, de ella, de apropiarse y asumir la muerte como parte de la vida. Solo puedo hacer conjeturas: que sus padres inmigrantes, ninguno de ellos vio morir a sus padres, ni tuvo que lidiar con sus cuerpos, ni con sus tumbas, ni con las preguntas de sus hijos sobre el tema. Quién sabe si por algo así, para ella, mi madre, el tema de la muerte - una muerte oscura, sin esperanza, ni resignación, ni olvido- era eso "de lo que no hay que hablar", pero de lo que se estaba hablando, todo el tiempo.

2 de enero de 2013

Los primeros éxitos de la pequeña cocinera




He aquí el libro que podría  tal vez, explicarlo todo: La cocina maravillosa y divertida, de Lise Marin, Sigmar, 1972.

Probablemente llegó de regalo (mi madre jamas nos habría comprado un libro de cocina) uno o dos años después. Y por supuesto, todo eso que parecía ahi tan bonito y tan fácil, todo eso queríamos hacer con mi hermana, y que nos quede igual: así las salchichas, y los huevos chinos, y los pollitos. Cuando reaparecía este libro por entre la inmensa cantidad de libros de cuentos que había dando vueltas, hacíamos listas de ingredientes, meditábamos los procedimientos con gran cuidado y hasta alguna vez llegamos a amenazar con ocupar la cocina y pasar a la acción directa.
Creo que alguna vez intentamos hacer la receta de las papas que parecen muñequitas rusas: según dice ahi, hay que cocinar las papas con cáscara al horno, durante una hora, quitarles la tapa de arriba, vaciarlas, mezclar eso que acabamos de retirar con queso rallado, manteca y sal, volver a rellenar las papas; hacer caritas, cabello y volver al horno diez minutos antes de servir. ¿Habremos logrado "vaciar" las papas sin que se rompan y se deshagan todas? ¿Habrá terminado todo en un puré -imperfecto: no olvidar que se trata de papas con cáscara...? Si hubieramos logrado hacer esas caritas, habríamos tenido coraje para comerlas?

No puedo precisar si el sabor que recuerdo es de algo que realmente comí.

Después se nos pasó y el libro desapareció oportunamenteen algun recóndito estante del galpón.

Ahora observo que el original era francés, había sido publicado un año antes, en 1971 y que la autora
Lise Marin  más que cocinera, era una brillante y destacada ilustradora para niños de origen rumano radicada en Francia: por eso muchos ingredientes eran imposibles de hallar; y por eso muchas de las recetas son, mas que de cocina, de ornamentación.

Quien sabe, de todos modos, si no voy a probar alguna...