23 de noviembre de 2009

Egipto, según la golondrina del Príncipe Feliz (Oscar Wilde)



El Nilo. Las flores de loto. La tumba del Faraón. El sarcófago ricamente pintado, y el cuerpo del rey embalsamado con lino y especias. Las joyas alrededor de su cuello.

La segunda catarata. Los colosos de Memnón sentados en sus enormes tronos de granito, que lanzan su grito de alegría cuando brilla la estrella de la mañana.

El sol entre las palmeras y los cocodrilos en el barro. El nido que construyen las golondrinas en el templo de Heliópolis. Las joyas de Egipto.

Los ibis rojos; la Esfinge, tan vieja como el mundo, que vive en el desierto y lo sabe todo; los mercaderes que caminan junto a sus camellos y llevan en sus manos cuentas de ámbar;  y una gran serpiente verde que duerme en una palmera y a la que veinte sacerdotes alimentan con tortas de miel, y los pigmeos que navegan por el lago...

Cuando el Príncipe queda ciego, la golondrina se queda con él, sobre su hombro, y le cuenta historias maravillosas sobre lo que ha visto en esas tierras extrañas. Pero el Príncipe le pide, en cambio, que sobrevuele la ciudad y le cuente lo que ve a  su alrededor, y que lleve a quienes las necesiten, las laminitas de oro que cubren su egregio cuerpo de estatua dorada.



De este cuento, entre otros, desde mi infancia surge ese deseo incontenible de tiempos, lugares e historias remotos y exóticos.  Podría afirmar, con franco pero recóndito regocijo, que a lo largo de los años ha quedado ampliamente satisfecho.
¿Y ahora? ¿En qué momento cambié de itinerario?
¿A quién le cuento lo que veo, y escucho, rondando por estas calles?


La imagen de los colosos de Memnon está tomada de acá 
La paráfrasis del texto de El Príncipe Feliz de Oscar Wilde está hecha en base al texto en inglés que encontré en este sitio

17 de noviembre de 2009

Wendy Darling




































La ilustración está tomada de acá

Del Henley de los cables al Henley amigo de J.M. Barrie;
de este, a Peter Pan,
y de Peter Pan, a Wendy Darling, la chica de 14 años a la que Peter Pan convence de ir al país de Nunca Jamás para contar historias y cuentos, la protagonista de esa historia:

Así empieza:

All children, except one, grow up. They soon know that they will grow up, and the way Wendy knew was this. One day when she was two years old she was playing in a garden, and she plucked another flower and ran with it to her mother. I suppose she must have looked rather delightful, for Mrs. Darling put her hand to her heart and cried, ‘Oh, why can’t you remain like this for ever!’ This was all that passed between them on the subject, but henceforth Wendy knew that she must grow up. You always know after you are two. Two is the beginning of the end.

Todos los chicos, salvo uno, crecen. Ellos se enteran muy pronto que van a crecer y así es como Wendy lo supo: un día, cuando ella tenía dos años, mientras jugaba en el jardín, cortó una flor y corrió hacia su madre. Supongo que debía lucir muy hermosa, porque la señora Darling puso su mano sobre su corazón y gritó: "Oh, por qué no es posible que quedes así para siempre!". Esto es todo lo que sucedió entre ellas, pero de ahí en más Wendy supo que tenía que crecer. Uno siempre sabe eso, después de los dos años. Dos es el principio del fin.


La traducción es mía, a partir de J. M. Barrie, Peter Pan, Wordsworth Classics, Hertforshire, 1993, p 7.


Hoy sábado, Marcelo Díaz acaba de publicar en Acción Literaria un texto de Panero sobre Wendy Darling, su padre y Peter Pan.

También Gaby's postea en su blog Espiando historias un texto de Dolina sobre Peter Pan.

¿Será que no nos queremos ir del todo del País de Nunca Jamás?
¿Será tal vez que queremos que Wendy Darling nos siga contando historias y cuentos? mmm....  La cuestión es que Marina, en El museo del Mundo, también reflexiona sobre esto con una inquietante y magnifica foto.

15 de noviembre de 2009

1913 - Henley's London a la vuelta de mi casa- Cables all around the world



La primera, tomada en el frente de una casa sobre calle Almafuerte, acá a la vuelta.
La otra, en una casa de calle Donado al 500. (esta tiene que ser más antigua, anterior a 1904)
About William Thomas Henley, here.

(Attention, please, no es William Ernest Henley (1849–1903), el padre de la nena en la que se inspiró Barrie para el personaje de Wendy Darling en su libro Peter Pan)

11 de noviembre de 2009

Pasolini - Al Príncipe


Si vuelve el sol, si desciende la tarde,
si la noche tiene un sabor de noches futuras,
si una siesta de lluvia parece volver
desde tiempos demasiado amados y nunca poseídos del todo,
yo ya no soy feliz, ni por  gozarlos ni por sufrirlos:
no siento ya, delante de mí, toda la vida…
Para ser poetas, hay que tener mucho tiempo:
horas y horas de soledad son el único modo
de que se forme algo, que es fuerza, abandono,
vicio, libertad, para dar estilo al caos.
Yo, ya, tiempo tengo poco: por culpa de la muerte
que avanza, al ocaso de la juventud.
Pero también por culpa de este, nuestro mundo humano
que a los pobres les quita el pan, a los poetas la paz.

La traducción es mía, de P. P. PASOLINI, La Religione del mio tempo, en Bestemmia, Garzanti, 1999, p 528 .

¿Quién está mirando desde las raíces de estos árboles?


Esta plaza cercana desde siempre a la casa del tío Abramo, es parte del paisaje de mi infancia. Es, además, el lugar donde he pasado la mayor cantidad de mis horas de vigilia en estos últimos años.
Un día encontré en el álbum del centenario de 1928 esta foto:

 



Las palmeras (si es que son las mismas) ahora son mucho más altas, los canteros han cambiado en algunos trazos su diseño, y en el centro hay una especie de bidet, ciego, donde los días de lluvia chapotean los perros y los niños.

Que acá hubo un cementerio alguna vez, entre 1863 y 1885, con un paredón de 2, 25m de altura y una puerta en el sector sur para que puedan entrar y recibir sepultura las personas de religión protestante que empezaban a dar vueltas por acá, es algo que, vagamente, todos sabemos.La especie es fuerte, las palomas parecen todavía cantar sus lúgubres trenos, y las ramas de los árboles agitadas por el viento parecen despertar de su sopor a lejanos e incógnitos fantasmas.

Mäs concreta, (aunque no mucho más verosímil), Irene, mi vecina, una señora ya mayor, me contaba una tarde, sentadas ambas a la sombra de los pinos, que a mediados de los cincuenta, cuando hacían unas remodelaciones en la plaza, todavía salían huesos y ataúdes...

Menos sugestivo, pero tan contundente a la hora de explicar la causa del crecimiento de los magnificos árboles que la adornan, es el hecho de que acá, aún en 1908 funcionaba el 



 Bahía Blanca, 16-9-1908

Continúa a la fecha siendo como antes un foco de infección el corralón de limpieza dependencia municipal que ubicada en lo que fue hace algo más de veinte años el cementerio, se encuentra hoy en el que los martilleros llaman el "riñón de la ciudad" Estos días de viento era imposible transitar o permanecer en sus cercanías por el hedor que infecta el ambiente.
Aprovechamos para pasar por ahí. Aquello no es realmente un corralón como se dice sino una estanzuela. Vese en ella caballos, vacas, mulas, cerdos, cabras, lanares, gallinaceas. Los animales mayores alcanzan más o menos el número de 70. Están en buen estado de gordura.


(y sigue hablando sobre la función de este riñón en la ciudad, y sobre los particulares habitantes que vienen a dar cumplimiento a la máxima de Alberdi "gobernar es poblar". Pero no seguí copiando el artículo, saqué fotos, pero no alcanzo a ver qué dice)


9 de noviembre de 2009

Cadeaux

Hace unos años me saqué una foto frente a la escultura de la Madonna del Parto, de Sansovino, que está en la iglesia de Sant'Agostino  en Roma.

Después, hace tres años, en la fiesta de San Silverio, en White, me dieron un clavel rojo a cambio de un deseo.

(no es que la Madonna, San Silverio, o el clavel hayan tenido parte demasiado activa en la cuestión, pero sí el deseo)

La estampita de San Silverio la perdí, pero del clavel conservo el cabito y la corola, secos.

El resto, cumplido, (hacen hoy dos años)

VOILA:
 



7 de noviembre de 2009

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Ni es el conde Ugolino
ni está en la torre
del hambre con nosotras,

ni el pronombre me
podría decirse
ni por el dolor cuando

se lleva una mano con la otra
hasta su boca
y se la muerde.



El conde Ugolino en Inferno, XXXIII, 1-78.
El verso 58, al que aquí me refiero dice  ambo le man per lo dolor mi morsi.

3 de noviembre de 2009

Merini - El vuelo suave (para Nico, que hoy cumple años)

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O el vuelo suave de tu  pensamiento cálido
sobre mi palabra
y tu sueño salvaje
junto a mi cuerpo vivo;
o la inquietud de la primavera
cuando cae el sonido de la semilla
sobre la tierra fecunda de palabra;
así, vos sos el sol mío.

El poema es de Alda Merini, y la traducción es mía, del poema O il veleggiare