19 de enero de 2010

Rêveries frente al mar



Tan azul como el mar  que veía en las fotos de las revistas de modas extranjeras, cuando era chica, o en los folletos turísticos de lugares distantes, exóticos, y - por descontado- mucho más fascinantes, o el mar que veía en mis fantasías adolescentes, cuando soñaba estar muy muy lejos, y muy muy en otras cosas.

Tan azul como el mar que vi en lejanas y míticas playas y puertos (bueno, en algunos casos sí, azul así; en otros, digamos la cruda y barrosa verdad, no tanto).

Tan azul,
tan soleado,
tan encantador
(si es que uno sigue insistiendo en querer mirarlo así, a pesar de las toneladas de mierda que a diario se depositan en el estuario, y las toneladas de plomo, cobre y zinc del polo que han vuelto mortales estas aguas para los peces y sus pescadores),
y tan a mano.



La foto fue tomada en el muelle del Club de Pesca de Cerri el domingo 17 de enero pasado.
Al fondo, en la línea del horizonte las resplandecientes construcciones de Bahía Blanca, brillando con el sol del atardecer.

¡Marina, tenes razón!

2 comentarios:

Marina Yuszczuk dijo...

Muchas veces tuve este tipo de discusión con mi madre. Vamos en auto o caminando por algún lado de Bahía y ella me dice "mirá esto", "mirá qué lindo". Yo miro un potrero con mucho verde y árboles atrás y los cables del alumbrado que lo cruzan por delante, o las sierras al fondo, muy atrás, vistas desde donde se termina Bahía, pero cruzadas también por cables, diminutas, imposibles de disfrutar salvo que uno haya ido y sepa que esas elevaciones un poco azules son las sierras. Y le digo a mi madre, siempre, "Sí, pero no puedo dejar de ver los cables, no puedo dejar de ver este o aquel detalle feo que me hace pensar en otras cosas", y así por el estilo. Bueno, a veces puedo. Pero ella se jacta de su capacidad para abstraer esas mismas cosas y disfrutar de los paisajes (cosa que me encanta de mi mamá) y yo estoy un poco orgullosa de mi capacidad para ver esas otras cosas y seguir pensando. De todas formas, nos gusta mucho pasear juntas.

Eva dijo...

Y tan lleno de aguasvivas, según me dijeron, como las playas de Monte Hermoso...
¡Aguante el microturismo!