Dejalo en paz, dejalo ir.
¿por qué no lo soltás?
¿creés que lo estás protegiendo?
¿crees que así, en cierto modo,
sigue viviendo,
confortablemente oculto,
resguardado
bajo ese sol lejano
que lo conserva, aún,
resplandeciente?
¿no sabés acaso
que las lágrimas
son regalos
inútiles, que él ya
no te necesita?
No hay comentarios:
Publicar un comentario