4 de diciembre de 2009
"Así como somos resultado de anteriores generaciones, somos también los resultados de sus desviaciones, pasiones y errores, hasta crímenes; no es posible desprenderse totalmente de esa cadena. Si sentenciamos esas desviaciones y nos consideramos dispensados de ellas, no por ello se elimina el hecho de que procedemos de ellas. En el mejor de los casos establecemos un antagonismo entre la naturaleza heredada y nuestro conocimiento, acaso una lucha entre una nueva y estricta disciplina contra lo aceptado desde siempre; implantamos una nueva costumbre, un nuevo instinto, una segunda naturaleza, de modo que la primera marchita. Es el intento de darse a posteriori un pasado del que se querría descender, en contraste con el pasado del que se desciende. Es siempre un intento peligroso, ya que es tan dificil encontrar un limite en la negación de lo pasado y porque las segundas naturalezas son por lo general más debiles que las primeras. Con frecuencia todo queda en conocer lo bueno sin poder hacerlo.
Pero a veces se logra la victoria y los que luchan, los que se sirven de la historia critica para la vida tienen un consuelo: saber que esa primera naturaleza fue alguna vez segunda naturaleza y que toda segunda naturaleza victoriosa puede llegar a ser primera".
F. Nietzsche, Utilidad y perjuicio de la historia para la vida, Alción, Córdoba, 1998, p 57.
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