23 de agosto de 2014

Apenas termina Pedro de bailar el Bolero de Ravel, me acerco para saludarlo y decirle gracias por la fiesta, y me dice qué feliz que soy y lo abrazo y se pone a llorar, y dice en voz muy alta, ana, nico, gracias, y sigue sollozando y dice ay mi madre, mi madre querida.

Los demas miran y escuchan en silencio.

Los gritos que te tuviste que aguantar, dice Pedro Marto que no entendió nada.


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