30 de mayo de 2012

El fuerte en la ciudad

El Hotel de Inmigrantes

Funcionó 2 años como hotel de inmigrantes (entre 1911-1912), y 15 antes, y 70 después, como cuartel militar. Solo unos 500 inmigrantes en total durmieron en esos enormes dormitorios y la mayor parte de ellos, en poco tiempo, se fue de Bahía Blanca. 

En cambio, tal como se detalla en el artículo de diario que sigue, se alojaron allí durante mucho tiempo hombres de la marina, y luego del ejército. Fue, por ejemplo, alojamiento de los soldados y marineros enviados para "prevenir actos de violencia", y "poner orden" entre los obreros ferroviarios (inmigrantes casi todos ellos) que sostuvieron las huelgas ferroviarias de 1917 (LNP, 22-9-1917) y 1918 (Bahía Blanca, 28-2-1918)* y que sabemos bien que a su llegada tuvieron que dormir en hediondas fondas y pensiones hasta conseguir trabajo. (ver aqui varios artículos de diarios de principios de siglo XX sobre esto)

El fuerte en la ciudad: ahora no eran indígenas sino inmigrantes revoltosos lo que había que controlar.

Hasta 1984, por lo menos, estuvo en manos del ejército (al -en ese entonces - novio de una amiga mía le tocaba hacer guardia ahí durante el servicio militar. Después -no sé el año exacto- pasó a manos de la municipalidad de Bahía Blanca.

Pero la propensión a la deducción y a la fabulación a partir de un nombre ha llevado a muchos a especular y contar cosas de lo más disparatadas acerca del funcionamiento de este "hotel", de cómo sus abuelos o familiares recién llegados al puerto de Ingeniero White(¿?), estuvieron alojados ahí.

He aquí una reseña de los avatares del funcionamiento y del destino de este edificio durante las primeras décadas del siglo:






En el libro de A. Coleman, Mi vida como ferroviario inglés en la Argentina, Bahía Blanca, 1948, se hace referencia a las cinco experiencias de inmigración directa en la ciudad de Bahía Blanca.
En base a este texto de Coleman, y al cotejo con articulos periodísticos de ese momento, Hector Guerreiro ofrece un minucioso estudio de la "inmigracion por el muelle de hierro del FCS", en Los ferrocarriles en Bahía Blanca, FCS-FCRPB 1884-1948, Bahía Blanca, 2011, p. 58-63.

Por cualquiera de los dos ángulos (inmigrantes/militares) que se lo valore (y si no hay mirada estereoscópica, sólo queda la fábula, la mistificación o el borramiento), es altamente significtivo el destino próximo de este edificio: volverse la sede del Museo Histórico de la ciudad de Bahía Blanca.

* Más datos acerca de las huelgas ferroviarias de  1917 y 1918 en Bahía Blanca e Ing. White, próximamente en el libro Los talleres invisibles: la historia de los Talleres ferroviarios Bahía Blanca Noroeste que se va a publicar este año en el museo Ferrowhite.

29 de mayo de 2012

Dante - Los aduladores




Ahí llegamos; y en el fondo del foso
vi gente sumergida en una cloaca
que parecía venir de un baño humano.

Y mientras yo buscaba con la vista
Vi una cabeza tan de mierda llena
Sin distinguir si era clérigo o laico.

El me gritó: “¿Por qué estás ávido
De mirarme a mí más que a los demás?”
Y yo a él: “Porque si bien recuerdo

Ya te ví antes con los pelos secos
Y sos Alessio Interminei de Lucca
Por eso es que te miro más que a todos”.

Y él, entonces, golpeándose el marulo:
“Hasta aquí me han hundido las chupadas
De culo, nunca se secó mi lengua”

Escuchando esto Virgilio: “hacé
Me dijo, “que tu vista se adelante
Para que puedas verle bien la cara

a esa mina inmunda y desgreñada
rascándose con uñas enmierdadas,
que se tumba o se queda ahí parada.

Ella es Thais, la puta que responde
A su chongo cuando dice: ‘¿estoy buena
Para vos?’ ‘Ay, si, rebosantísima.’

Con esto, nuestra vista ya está llena”


De vez en cuando me gusta traducir algunos pasajes de la Divina Comedia. Hoy -vaya uno a saber por qué-, elegí este: Dante Alighieri, Inferno, XVIII, 112-136.

La ilustración es de John Flaxman 1775-1826, y está tomada de este sitio.

19 de mayo de 2012

Convite con tarta de zapallo Hokkaido y camarones


Esta foto con arreglo floral en jarrón de plata no es más que el intento desesperado de ponerle onda y actitud a un (aparente) estrepitoso fracaso culinario.
La cosa fue así: tenía anoche una cena con mis amigas Daniela, Mariela, Silvina, Agostina, Verónica, y Belén en la casa de Olga, tenía además este bellísimo zapallo Hokkaido (o Potimarron, como lo llaman en otros lados, zapallo japonés me dijo Andrés Mamani en el campo el otro día cuando me lo regaló), y tenía además la receta de camarones en zapallo que me había pasado Belén, una receta en la que una deliciosa salsa cremosa de camarones nada dentro del zapallo-cazuela



Varios días antes compré ingredientes, leí variantes de la receta y un posible plan B por las dudas. Menos mal.
Corté la tapa del zapallo, y lo puse en el microondas 10 minutos. Un poco durito todavía, lo encontré, así que lo volví al M.O. pero en lugar de ponerlo otros -digamos 3 o 4 minutos- marqué sin piedad otros diez minutos. Cuando abrí la puerta, mi maravilloso zapallo se había desmoronado, deshecho, toda la carnosa pulpa anaranjada humeando rozagante
Menos mal que había plan B. Con lágrimas en los ojos, puse la pulpa del zapallo en la tartera, distribui encima  la salsa (ajo, cebolla y camarones rehogados en aceite, tomates picados, sal, pimienta y tres curcharadas de ketchup, crema de leche, perejil, y queso crema) a la que, frente a la emergencia tuve que agregar dos huevos bien batidos.
La cosa fue al horno, por mas de media hora. Así lució en la mesa, apenas llegamos, y no tuvo tanto que envidiar a la cantidad de cosas riquísimas que llevaron las demás invitadas:




Olga Guillén, Agostina Fonti, Mariela Montero, Daniela Gimenez, moi, Verónica D'Anibal, Silvina Urban y Belén Oliveros.

Cuántas mañanas de sol

Cuántas mañanas de sol
quisiste estar en ese puerto
nunca visto,
como cuando frente
al más recóndito y laberíntico palacio
esperabas que te abran
a las nueve, la puerta.
Que te deslumbre el mosaico
(que está pintado
pero no importa),
que la brisa del mar,
que el resplandor opaco,
que el olor salobre
te inquieten,
como entonces,
como si fuera todavía

muy temprano




13 de mayo de 2012

Convite con tarteletas de roquefort y nueces





La tormenta del viernes no los amedrentó: Marina, Eva y Mario llegaron puntuales a la cita. Y esto pasó: que iba a ser acotado, pero terminó convirtiéndose -por la variedad y trascendencia futura de los motivos que al correr de la reunión se fueron agregando - en un SUPER FESTEJO, que sigue generando, al pasar de las horas, mas y mas felicidad.


Cena con tarteletas de roquefort y nueces, y anchoítas, pollo en pepitoria, y lemon pie, y buen vino tinto, para una noche rebosante de festejos: una ardua pero gratificante traducción terminada; un próximo viaje a la capital del mundo; título, niño, y cumpleaños por anticipado; sustanciales mejoras laborales, lecturas recientes, y libros por venir.
¿En qué otra cosa podría consistir una fiesta?


Arreglo floral



9 de mayo de 2012

Fuentes



¿Quién puede llegar a entender que esto es parte de mis objetos de deseo, que tener esto ahí a pocos metros de mí me produce una increíble excitación, que esto es la materialización de uno de mis más remotos sueños?

No es la mía la suerte de quienes abonan curriculums disertando sobre lo que, en concreto, así, en la práctica, con guantes, pinceles y lupa, nunca han hecho, ni la de los historiadores de sillón de los que habla Polibio (XII, 25e).



5 de mayo de 2012

Dentista

Fui ayer al consultorio de una dentista que tenía que hacerme un tratamiento de conducto.
Trató ella de calmar mi mal disimulada ansiedad, mientras acomodaba la altura del sillón y esa especie de servilleta babero por mi cuello diciéndome:
- No tengas miedo, qué te voy a hacer, yo, yo contra vos no tengo nada, no como esa dentista, en Polonia... el ex novio -que la habia dejado por otra- tuvo un repentino e intenso dolor de muela y ella, cuando lo tuvo sentado ahí en su sillón, y anestesiado, no pudo resistir la tentación y le sacó todos los dientes... Después el tipo lloraba: - ¡¡¡mi novia nueva ahora sin dientes no me quiere!!!
Reconfortada por la tierna anécdota, abrí la boca esperando que esta buena mujer se digne al menos  mirar la muela que tenía que arreglar pero en cambio ella estaba ya insertando el tubo de anestesia en la jeringa.
- De este lado, aclaré por las dudas.
Pincha, clava, inyecta, me dice - hay que esperar un buen rato, ahora, hasta que agarre, y silencio, mientras yo me quedo mirando encandilada el foco sobre mi cabeza. A los pocos minutos escucho el tiquetío del un teclado. Me doy vuelta y la veo sentada un poco más atrás de mi sillón, chateando desaforada a dos pantallas.
Pregunto algo, tanto por conversar de algo, y se me viene otro pinchazo de anestesia, para que agarre bien.
Ahora no chatea;  por el rabillo del ojo veo que está en youtube, mirando videos.


"La lima salió "feíta" de uno de tus conductos. La semana que viene, te espero, de nuevo, así seguimos."