21 de abril de 2014

Los ojos ligeramente altivos de los soldados que posan en las fotos que miro avidamente cada mañana: podrían haber sido los de Camilo, el padre de mi madre. Y no digo abuelo porque la palabra evoca una ternura, una particular modo de la filiación del cual conviene tomar distancia a la hora de querer entender su historia en aquellos años.

Hoy saqué y usé, después de mucho tiempo, el molde sabarin grueso: si, hoy hice dos tortas, y los dos moldes funcionaron muy bien.

Había hecho una casita para hadas como la de la película, y al rato, nina pedía ayuda para hacer un arco, para qué? para hacer una cancha de futbol, para quién? para las hadas macho, dice, para que se entretengan.

Dos tazas de té negro, una tras otra, ahora, antes de acostarme.






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