18 de mayo de 2015

Una montaña de naranjas, y otra de limones.

Un colchón en el que hace cuatro años ya nadie dormía, esta noche ya es de  Rosa, la que los acompañó con todo su amor, a los dos, a mi padre y a mi madre, hasta las puertas de la muerte. Le dije hoy a ella: ojala que la fuerza que la sostuvo  a mi madre todos los años que durmió en el sea la que ahora te acompañe en estas horas difíciles. Una deuda saldada.

Una pesadilla en el entresueño, un pensamiento absolutamente doloroso, irremediable.

Hoy el silencio cunde en todo el orbe.



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